[Martín] Manuela ha venido a verme, la tienes muy preocupada, y a mí también. [Ángela] Te he estado engañando con una mujer. No. Tengo un amigo que me ofreció una casa, que pone en venta su familia. [Luisa] ¿Y tú tienes dinero para comprar una casa? Lo tendría si vendiéramos la nuestra. [María Jesús] Si él me pide dinero, yo se lo doy. Mi hijo se está aprovechando de ti, ¿es que no lo ves? ¿Real fábrica de tabaco? Quería preguntar por uno de sus trabajadores. Me mientes, con un trabajo que no tienes, con una casa que no está en venta, pero, lo que le estás haciendo a esa pobre niña, no, Arcadio, eso sí que no. Esto es un adelanto por la venta de la casa, no hace falta que te despidas de María Jesús. Tomás no testificaría jamás en contra de su hermano. A no ser que se lo pidas tú. [Juez] Este juzgado ha acordado declarar a don Rafael Peralta García de Blas, culpable. No habrá vuelto a molestarte, ¿no? No, no, no. Pero en injusto, tú dijiste la verdad. Ya, Flavia, pero la verdad tiene consecuencias. Toma esto de momento. No, voy a seguir adelante por mí mismo. Mi nuevo ayudante está al cae. ¿Otro? Mirar, ahí está. ¿Se puede saber qué hace Tomás peralta trabajando aquí? [Teresa] Creo que Tomás ha demostrado de sobra que está muy por encima de su apellido. ¿No crees? Gracias por lo que hiciste, de verdad. [Ramón] ¿No somos novios? Cuando la cosa fluye entre dos personas, no hace falta esforzarse. Si todo sale bien pues, llegará donde tenga que llegar. [Manuela] Me disculpo por tirar hacia adelante, convenciéndome de que era feliz, cuando en realidad, hace ya años que dejé de serlo. Quiero que te vayas de esta casa ahora mismo. ¿Por qué no lo dejas venir, aunque solo sea a dormir? Porque entonces sería imposible tomar una decisión. ¿Le echas de menos? Cada minuto. Me vas a obligar a volver a tomar el mando. No quiero que vuelva a entrar en esta academia sin mi permiso. -!¡Fuera! -Estás loca. [música emotiva] Hoy inauguramos la que espero que se convierta en una tradición arraigada en esta academia. Este baúl que, que aquí veis, es una caja del tiempo. Todas las alumnas van a meter dentro un objeto que tenga especial valor para ellas y una carta, dirigida a ella mismas, dentro de 10 años. Transcurrido ese tiempo, si Dios quiere, desenterraremos el baúl y todas vosotras os podréis encontrar con una nueva generación de alumnas, con las que podréis compartir cómo se han desarrollado vuestros sueños y vuestras expectativas. La primera para depositar su legado va a ser nuestra querida y destacada alumna, Manuela Martín Casado. Permitidme que resalte que el hecho de que, además de una brillante y aplicada alumna, y una excelente compañera, Manuela sea mi hija, es algo que me llena de un profundo orgullo. [música emotiva] [Manuela] Querida yo del futuro, estos son mis deseos para ti: Deseo que vivas en un hogar lleno de amor, de felicidad y de recuerdos bonitos. Recuerdos construidos al lado de un marido que te quiera y que te apoye, y de muchos hijos que jamás se despegan de ti. ¿Es necesario todo esto? Echan de menos estos juguetes. Entonces, déjales que vengan a jugar con ellos. David, por favor, ya está bien, llevas semanas vaciando la casa y mi vida, ¿cuánto tiempo más va a durar esta situación? Igual, para siempre. No, no puedo más. Es insoportable no, yo no puedo esperar cada día que salgan del colegio y, y que me permitas solamente mirarlos a través de una baya, yo, yo necesito tocarles, David, necesito abrazarles, por, por favor. Ángela, haberlo pensado antes. Creo que he cumplido con creces mi castigo. Si todo saliese a la luz, en la cárcel, nunca más los verías. [música emotiva] [Manuela] Deseo que, cuando leas estas líneas, hayas encontrado todas las respuestas a las mil preguntas que te haces cada día. Porque sé qué eres así, inquieta, inconformista y curiosa. Pero, sobre todo, deseo que algún día puedas mirarte al espejo y sentirte orgullosa de lo que eres, y satisfecha de todo lo que has conseguido. [llanto y sollozos] [música suave] [sollozos] [tocan puerta] Ramón te espera para llevarte a la estación. Ya estoy. No tienes muy buena cara. Es que, las noches antes de los viajes no duermo bien. Es solo eso. Tranquila, doña Manuela, ya me encargo yo. Muchas gracias, Ramón. ¿Seguro que estás en las mejores condiciones de hacerte un viaje a Madrid? Que sí, Luisa, de verdad, no te preocupes, estoy bien. Me va a sentar bien. No sé, igual tienes razón y no es el mejor momento para que me vaya. ¿Lo dices por mí? No, no, no, tranquila, yo lo tengo todo bajo control. -¿De verdad? -Sí. Hasta me he puesto con la organización de la fiesta de final de curso. ¿Con la fiesta? Luisa, sí tenemos tiempo, de verdad, cuando vuelva yo, lo hago. -Hazme caso. -Bueno. Ay, se me olvidaba, eh, la visita al museo. Sí, la visita al Museo de Bellas artes que pidió Teresa. -Sí. -Aún me tienen que confirmar, pero ya tengo que volver a llamar. Sí, y se me olvidaba algo más, eh... Sí, se te olvida algo más, pero es normal. ¿El qué? Se cumplen 10 años de la caja del tiempo. ¿Qué caja del...? Ah, sí, ¿y? Pues, que sería bonito hacer una ceremonia para desenterrarla. Llamar a tus antiguas compañeras, que venga tu madre. Si quieres, yo lo puedo organizar... La caja está bien donde está, mejor bajo tierra. Tu madre promovió esta idea con mucha ilusión. He dicho que no. Pero, ¿hasta cuándo vas a estar sin dirigirle la palabra? Luisa, ya. Bueno. Ten cuidado en el viaje, anda. Y disfruta de Madrid y de las charlas de doña María de Maeztu. -Y sobre todo, descansa. -Sí. Gracias por quedarte al cargo. Cuídate. Te llamo a la vuelta. [música] [música suave] [música emotiva] ¿Examen sorpresa? Macarena, silencio, por favor. Pero, doña Luisa, yo es que no entiendo cómo... No hay nada que entender, Candela, apenas hemos hecho controles durante el trimestre y estamos ya casi a fin de curso. [murmullos interpuestos] !¡Silencio! Y concentración. Tenéis 45 minutos. Sh. Normalmente, espero que acabe la primavera. Pues, este año nos vamos a adelantar, porque tiene que estar todo a punto, ¿hm? Si me permite, doña Luisa, yo creo que... Las humedades tapadas ya, Ramón. Estamos casi acabando el curso, por lo que no podemos perder ni un solo día, además deciros que he visto a Manuela francamente cansada, por lo que agradecerá que adelantemos todo lo que sea posible mientras ella esté fuera, ¿hm? Aquí tenéis las fechas definitivas de los exámenes, toma Ángela, Pilar. Para que las reviséis... [Ángela] Perdóname, Luisa, pero ¿las fechas definitivas no las tendría que decir Manuela? No sé. Sí, Ángela, pero, como acabo de decir, Manuela ya tiene bastante con lo que tiene, ¿hm? -Así que, por favor... -A ver, Luisa... Os pido que, al final de la jornada, me entreguéis vuestro informe de evaluación, ¿hm? [Teresa] Pero, y qué sentido tiene hacer esto a mitad de trimestre? El sentido de tenerlo todo encausado y bajo control. ¿Y no es más lógico esperar a cerrar el curso? Teresa, me tengo que hacer cargo de la dirección, de mis clases, y de las de Manuela, ¿es mucho pedir que no me discutas y me colabores, por favor? Bueno, si quizá no te cargases con tanto trabajo, que no urge, porque Manuela solo va a estar unos días fuera... [Luisa] !¡Fin del debate! Al final de la jornada, los informes encima de mi mesa. Gracias, buenos días. [timbre] [tocan puerta] [tocan puerta] [música suave] [suspira] [música emotiva] [tocan puerta] Adelante. Ah, Ángela. Te traigo el informe de evaluación que nos has pedido. Ah, muy bien, gracias. ¿Por qué no te tomas un respiro? Si quieres, nos podemos dar un paseo por la alameda. No, Ángela, de verdad. Es que tengo mucho trabajo. ¿Necesitas algo más? Creo que, en parte, Teresa tiene razón. Te estás cargando de obligaciones que no son de tu competencia. Digamos que, al fin y al cabo, solo estás de guardia. Ángela, ya sabes que me gustan las cosas bien hechas, y aunque tú consideres que estoy solo de guardia, creo que mi responsabilidad es dar el máximo. ¿Por qué no aprovechas y estás con tu familia? que ya es tarde, anda, ve a casa. -Hasta mañana. -Gracias, Ángela. Hasta mañana, cierra la puerta, por favor. [música suave] [suspira] [música emotiva] [música alegre] [Luisa] Todas me dicen que me estoy extralimitando en mis tareas. Y me dicen que, al fin y al cabo estoy simplemente de guardia. [Manuela] Y tú, ¿qué crees? Pues, yo creo que estoy haciendo mi trabajo. Y además, estoy ayudando a Manuela, que por cierto, la veo muy cansada. Es evidente que ella no puede con todo esto, así que tengo que aprovechar estos días para intentar enderezar esta academia todo lo que me sea posible. Está claro que fuiste una inconsciente al rechazar la dirección cuando saliste elegida. Inconsciente tú. Que colocaste a tu hija desde el primer momento. Touché. Es el colmo que me tenga que enterar por ti y no por ella de que mi hija anda por Madrid. Tu hija no te ha dicho nada porque son asuntos de trabajo, Manuela. Más que nada porque no me habla. Espera cuando se entere de que me haz invitado a tomar un té aquí. Tú por eso no te preocupes. Y tú, ¿cómo te encuentras? Bueno, va por día. Por noche, mejor dicho. ¿Has vuelto a saber algo de Arcadio? No. Igual, cuando se le acabe el dinero, vuelve a aparecer por aquí. Toda la vida haciendo lo mejor por nuestros hijos, y mira ahora. No sé si ha sido lo mejor para ellos, pero sí lo mejor que lo hemos sabido hacer. Manuela, tú que aún puedes, ¿por qué no hablas con ella? ¿Con Manuela? ¿Después de que me echó de mi propio despacho? Ni en broma. Pero, alguna tendrá que dar el primer paso, digo yo. Claro, Manuela. Ella es la que me tiene que pedir disculpas. Las dos igual de dignas, igual de cabezota. Perdonad, había dejado la carpeta. [Luisa] Buenos días, Teresa. ¿Ha pasado algo? [Luisa] Anoche estuve meditando sobre tus consejos y los de Ángela, los cuales agradezco, y sí, me di cuenta de que teníais razón, no me puedo echar más trabajo encima, así que voy a delegar parte de mis tareas. Doña Manuela, ¿Va usted a volver a la academia? -Exacto. [Teresa] ¿Cómo? Hasta que Manuela regrese. Doña Manuela se hará cargo de la asignatura de su hija, historia. [Teresa] Pero, Luisa... -Que, como toda sabéis, bueno, o casi todas, es la misma asignatura que la propia doña Manuela impartió, brillantemente, por cierto, durante tantos, tantos, y tantos años. [Teresa] Bueno, y Manuela, ¿qué opina de esto? Doña Manuela Martín Casado, como usted sabe, se encuentra en Madrid, cumpliendo con obligaciones propias de su cargo. Haga el favor de sentarse. [Luisa] Manuela, déjame a mí. Teresa. Siéntate, por favor. [Teresa] Sabes perfectamente... [Ángela] ¿Podéis dejar de discutir ya? ¿Estás bien? Sí, es que me, me tensan los gritos. A ver, Luisa, sabes perfectamente que Manuela no se habla con su madre, ¿en qué momento se te ocurre meterla aquí, sin su permiso? Manuela está en Madrid. No hay necesidad de molestarla para esto. A lo mejor Luisa tiene razón y no hay por qué ver un problema donde no lo hay. Lo sabrá, Ángela. O igual no, si hay alguien que sabe manejarse aquí, es su fundadora, y si hay alguien que sabe manejar a su fundadora, es Luisa. Pero vamos, a ver, ¿tanto te cuesta llamar a Manuela y preguntarle qué opina sobre esto? Pero ¿por qué agitar el avispero, si solo van a ser unos días? Pero, ¿qué te está pasando, Ángela? Estamos hablando de Manuela, es nuestra amiga, nuestra directora. ¿Sabes cuál es la mejor manera de ayudar a Manuela ahora mismo? Trabajando. Yo misma llamaré a Manuela cuando llegue el momento oportuno. Luisa, a esto se le llama traición. No, a esto se le llama trabajo. Buenos días, Teresa. [voces indistintas] Cómo se han perdido las formas en solo unos meses. [Todas a la vez] Buenos días, doña Manuela. ¿Y tú? ¿Y usted? ¿Yo, qué? Que usted, ¿qué hace aquí? De momento, soy testigo de tu impertinencia y de tu falta de educación. Doña Manuela, no sé si lo sabe, pero aquí ya no nos levantamos para recibir a las maestras. ¿Y tampoco mostráis respeto por la fundadora de esta academia? Pues mire, si me lo permite, yo a usted no le debo ningún respeto. Sal de mi clase ahora mismo. Las demás, sentaos. Espero que no tenga que volver a pedir que os levantéis la próxima vez que vuelva. [Todas] Sí, doña Manuela. [música] Doña Manuela. ¿Usted qué cree? Sí que ha tardado. Vamos a ver, Manuela, el método que utiliza tu hija ahora ya no se basa en imponer la disciplina por las bravas, si no en el acercamiento y el dialogo con las alumnas. Y, ¿qué va a ser lo siguiente? ¿Que las alumnas nos den clases a nosotras? Eso mismo dije yo, hace un tiempo. ¿Y por qué lo permites? Manuela, yo he sido una defensora de los valores y las tradiciones de esta academia y tú lo sabes, pero ahora Manuela es la directora y mi trabajo es apoyarla dentro de mis posibilidades. Pues yo no estoy dispuesta a cambiar mi forma de entender la educación, y menos por unos días. Precisamente porque te he pedido que vengas por unos días, también te pido que durante ese tiempo, intentes adecuarte a las nuevas reglas. -!¡Ni en broma! -Manuela, por favor. Pero es que es inaudito, o sea, el, el virus ese de la mequetrefe de los pantalones os ha contagiado a todas. Vamos a ver, esto es muy sencillo. Ni tú ni yo estamos de acuerdo con el rumbo que ha tomado esta institución... -!¡Es que es intolerable! -Pero, por encima de todo esto, de la academia, de las normas de antes, de las de ahora, está Manuela. Con la que no te hablas desde hace meses. Yo, mejor que nadie, sé lo que es perder un hijo sin remedio. Así que haz el favor de aparcar tu orgullo y hacer, al menos, el esfuerzo de intentar entender su forma de ver las cosas. ¿Yo? ¿Y por qué yo? Para que ella vea que estás poniendo de tu parte. Pero es que es ella la que ha empezado... !¡Pero es que me da igual quién empezara! !¡Ya está bien! Es tu hija, por el amor de Dios. No te estás humillando por ser tú la que da el primer paso. Disculpa, discúlpame. No quería subir el tono. Perdóname. Ni se te ocurra volver a llamar imponer la disciplina por las bravas a lo que solo es salvaguardar el prestigio de esta institución. Tienes toda la razón, no volverá a pasar. Bueno. Y a ver, ¿qué estáis haciendo ahora para eso del acercamiento con las niñas? ¿Jugáis al correr la patata con ellas en el aula magna? ¿O saltáis a la rayuela en la capilla? Tú misma promoviste muchas iniciativas para reforzar el encuentro entre alumnas y profesoras. Sí, pero con fines académicos, no para pasarlo bien. Bueno, de acuerdo, pero una de ellas concretamente, le gustaba mucho a tu hija cuando era alumna en este centro. [Ramón] Teresa, toma, tu correspondencia. ¿Qué es todo esto? Te han devuelto todas las cartas que le has estado mandando a tu amigo, el portugués. No sabía que le escribías tanto. Solo le he escrito un par de... Tranquila, señorita, no tiene que darme explicaciones, usted sabrá. Ramón. [música melancólica] [música melancólica] [puerta se cierra] Manuela, ¿qué haces así? Tienes mala cara. Estoy bien, ¿tú qué haces aquí? Tu madre me ha dicho que andas por Madrid y he pasado a recoger un libro. Bueno y ropa, sobre todo ropa, que estoy harto de repetir camisa. Claro. ¿Seguro que estás bien? Sí, sí. ¿Y por qué le has dicho a tu madre que andabas por Madrid? Da igual, Martín. Déjalo, por favor. Mejor vuelvo en otro momento, ¿no? No, no, no, de verdad, si no me molestas, para nada. Coge lo que necesites. Ya sabes dónde está el armario. Sí. [música suave] Voy a... [música emotiva] [Manuela] Yo, te tomo a ti, Martín, como mi legítimo esposo. Dime, Candela. ¿Hasta qué punto es bueno crearse expectativas que luego no se van a cumplir? ¿A qué te refieres? No sé, esto de, de la caja del tiempo que propone doña Manuela que hagamos, no... ¿Qué ocurre? No, ¿no te gusta la idea? No, no veo muy bien que se nos anime a tener sueños y deseos para dentro de diez años que posiblemente no se van a cumplir. ¿No eres tú muy joven para ser tan cínica? Lo normal cuando se te muere una hermana con 20 años, supongo. [Luisa] Gracias Candela, te puedes sentar. A ver, es obvio que no todo lo que deseáis se llegue a cumplir, pero tener planes y proyectos es muy importante para todas vosotras. Y, desde luego, mejor opción que ir dando tumbos por ahí sin un objetivo en la vida. ¿Sí? Mi madre siempre dice que la vida tiene sentido cuando nos sentamos a contemplarla, no cuando la ignoramos porque estamos esperando algo. [Manuela] Pero, cariño, tu madre es artista y soltera. Gracias, Macarena, te puedes sentar. A ver, haremos una ceremonia conjunta para desenterrar el contenido que las antiguas alumnas depositaron hace 10 años en la caja del tiempo, que volveremos a enterrar, pero en esta ocasión, con vuestros objetos personales y vuestras cartas. Me parece buena idea. [Luisa] Cualquier ayuda que necesitéis para elegir vuestro objeto especial o definir la redacción de vuestras cartas, aquí tenéis a doña Manuela. Os dejo con ella. Ten un poco de tacto, por favor. Que sí. Bien, lo primero de todo, creo que, quizá esta mañana no hemos empezado con buen pie. Yo sigo creyendo que esta santa casa es una institución respetable. Pero, parece ser que la línea entre lo respetable y lo irrespetuoso se está difuminando. En cualquier caso, soy yo, aunque sea la fundadora de la academia, la que está aquí ahora, de nuevas, y la que tiene que adaptarse a los nuevos caminos marcados. Bien, dicho esto, vamos a hablar de la caja del tiempo. Bueno, pues, creo que esto ya era lo último que me quedaba. O casi lo último. Martín, no le digas a nadie que me has visto aquí. No, claro que no. -Y mucho menos a... -Y nada a tu madre. Lo sé. Mira, igual no es el momento, de hecho no creo que sea el momento, pero yo te lo pregunto igual y tú me dices, ¿te importa si vengo mañana a cenar a casa? Mejor nos tomamos un café en la academia cuando vuelva, ¿sí? Sí, sí. [campanas de iglesias] A mí me parece un ejercicio precioso. Sí, pero lo de hacerlo con doña Manuela madre, no sé yo, si fuera solo con doña Luisa, todavía. Ay, pues a mí me parece buena idea, imaginaos a nosotras, dentro de 10 años, abriendo la caja cuando seamos ricas y famosas. Bueno, a saber dónde estamos dentro de unas semanas, imagínate dentro de 10 años, ¿no? Yo sí sé dónde voy a estar dentro de 10 años, con mi Arcadio, casada y feliz. Como Flavia. Sí. [Roberta] Pues, yo no pienso hacer nada con la bruja esa. Bueno, la bruja esa ha sido tu directora hasta hace nada. Pues, por eso mismo, como valoro lo que tenemos ahora, no quiero volver a lo de antes. Bueno, ahora resulta que lo que hizo doña Manuela fue malo. A ver, una santa precisamente no es. A ver, sí, es un ogro, pero, hizo esta academia para mujeres para que estudiásemos, yo creo que se merece un poco de respeto. -Eso es verdad. -Que no. Que intentó boicotear mi juicio, ha puesto a todo el mundo en mi contra, esa señora es una bicha. Y encima, es de la misma calaña de los que me echaron la culpa de lo que me pasó. Anda y que la entierren a ella en la caja esa. Pues yo sí que pienso participar, si no queréis pensar que lo organiza doña Manuela, no lo penséis, pero pensad en nosotras juntas aquí, dentro de 10 años. [Macarena] Me gustaría hacer algo por los derechos de las mujeres. Pues, es básico inspirarse en mujeres que han abierto puertas antes que tú. No me acabo de creer este paripé Ya te dije que si alguien la conoce, es Luisa. Toma, y busca en la biblioteca la vida del Abate Marchena, ¿sabes quién es? No. Murió hace justo 100 años, y él también es un referente cultural, histórico, e intelectual, y un revolucionario, y de utrera. Sí, aunque haya a quien le cueste aceptarlo, también en Sevilla pueden nacer los grandes cambios de la historia. [Margarita] A mí me gustaría tener un puesto de responsabilidad. O crear algo muy importante, como usted. Doña Margarita. [Manuela] ¿Por qué no le dedicas tu carta a tu futuro esposo, a Enrique? Es el hombre indicado. Vas a tener una vida plena y vais a ser muy felices. Tu familia y tú. Me acuerdo perfectamente de todas mis alumnas, y tu hermana fue una de las mejores que hemos tenido. ¿Por qué has querido asistir a las clases de refuerzo de biología con doña Luisa? Pues, para subir mi nota y poder aspirar a una carrera universitaria. Pero tú sabes que hay muy pocas mujeres en investigación. Lo sé, y por eso voy a dejarme la piel. ¿Ves? Tú también tienes un objetivo, y uno que puede ser un gran ejemplo para futuras generaciones de alumnas de la academia. Piensa en meter en la caja algo para ti, anda, no me parece buena idea que metas algo para tu futuro supuesto esposo. Es que Arcadio es lo que más quiero en mi vida y... A ver, María Jesús, Arcadio no va a volver. -¿Disculpe? -Que te olvides de él. Si Dios quiere, no vas a volver a verle nunca. Arcadio se ha marchado de Sevilla, para siempre. [música emotiva] [música emotiva] ¿Querías decirme algo? Tú, ¿dónde te ves dentro de 10 años? Pues, hasta hace dos días, como quien dice, iba a heredar parte del imperio Peralta. Pero hoy estoy aquí limpiando cristales, así que tampoco sé yo muy bien dónde. Lo siento, soy una idiota. Qué no mujer, que no es tu culpa. No, sí, de verdad, debería pensar las cosas antes de hablar, lo siento. Ya. Pues, a mí me gusta. Que hables, aunque sea sin pensar lo que dices. Hola, Tomás, ¿me echarías una mano? Claro, Margarita. Y esto, ¿para qué dices que es? ¿Para la caja del tiempo? Para mi yo del futuro. ¿Tu yo del futuro? Claro, la cosa es que cuando desenterremos la caja, yo tendré la edad de doña Manuela hija, seré un vejestorio, así que he pensado, ¿qué mejor regalo que la imagen de mí misma en mi mejor momento? Claro, Margarita. Así, ¿qué te parece? Inclina un poco la cabeza. ¿Crees que podría ser buena actriz? Por supuesto. Vale, ¿por qué no me das alguna idea? Sorpréndete. Ahora, tristeza. Sí. Sí, sí, claro que sigo aquí. oiga, ¿puede hacer el favor de pasarme ya? ¿Cómo? Claro, gracias. ¿Va todo bien? Llevo, ni se sabe el tiempo, esperando a que mis padres contesten. Y no han sido capaz de responder. Desde el juicio, todo ha ido peor. ¿Fueron mal las cosas en casa, en Semana Santa? Mi madre me preguntó un par de veces por los estudios, pero mi padre no fue capaz ni de mirarme a la cara. Pues no te calles lo que necesites decirles. No te lo quedes dentro. Pero si es imposible hablar con ellos, no me escuchan. [suspira] Yo tampoco tenía una relación muy estrecha con mi padre, ¿sabes? A tu edad me podía pasar meses sin hablar con él. ¿Y qué hacías? Pues, escribía, lo que me pasaba, lo que sentía, lo que quería contar. ¿Y te respondía. No, no, no se lo enviaba. Lo escribía para mí, luego, cuando estábamos juntos, algunas de esas cosas las compartía y otras no. Y así era todo más sencillo. Oye, ¿tú has pensado ya lo que vas a meter en la caja del tiempo? ¿Y eso qué tiene que ver ahora? Se me está ocurriendo que podías aprovechar para sacar todo esto que tienes dentro, y no sé, escribirle algo a tu padre, por ejemplo. incluso meter algún objeto que te vincule con él. Quizá, cuando lo reencuentres dentro de 10 años, lo veas distinto. A ver, a ver. ¿Me estás diciendo que estás apoyando un ejercicio de doña Manuela? Lo negaré delante de cualquier juez. [risas] ¿Le querías? ¿A tu padre? No sé, como estabas tanto tiempo sin verle. Sí. [música emotiva] [Luisa] Dime, María Jesús, ¿qué necesitas? Quería preguntarle por Arcadio. Quería saber si puedo llamarle a casa de su abuelo. No, eso es imposible. Es que allí no hay teléfono, ¿sabes? ¿Qué te pasa, María Jesús? Se ha ido por mí, ¿verdad? ¿Cómo? Por eso no quiere hablar conmigo. No, no, no, María Jesús. No empieces a fustigarte, esto no tiene nada que ver contigo, se ha ido por una emergencia familiar... Doña Manuela me ha dicho que no va a volver jamás. ¿Perdón? ¿Es verdad? ¿Entonces no está en casa de sus abuelos? No. ¿Y dónde está? Eso ahora da igual, María Jesús. Yo misma le pedí que se fuera, y no le permití que se despidiera de ti. Lo siento mucho, tenía que habértelo contado antes. Sé que ahora te cuesta, pero... Algún día entenderás que es lo mejor que podía pasar. Lo siento. [solloza y llora] [Manuela] ¿Tú no me decías que tenía que ser más cercana con las alumnas? Pero, ¿qué es para ti ser más cercana? ¿Decirle que su novio no va a volver jamás? Es que alguien tiene que espantarle los pájaros de la cabeza a María Jesús, que tú estás siendo muy blandita. Lo que no puedo decirle es la verdad de sopetón y pretender que lo entienda. Hay que tener más tacto, ir más despacio. Suenas igual que mi hija. Habláis de las niñas como si fueran de cristal. Yo fundé esta academia para enseñarles a ser mujeres fuertes, mujeres sumisas, con estudios. Bueno, venga, hasta mañana. Me pones... [música emotiva] [campanas de iglesia] [Operadora] Operadora 114. Operadora. ¿Dígame? Con la academia Señoritas de Sevilla, por favor. En seguida le paso. Espero. [teléfono] ¿Dígame? ¿Madre? ¿Hija? Doña Manuela, qué pronto ha vuelto, ¿y su maleta? Manuela, ¿cuándo has llegado? No te esperaba tan pronto. Eso está claro. Pero, si acabo de hablar contigo por teléfono. ¿Se puede saber qué hace usted aquí? Así que no estabas en Madrid. ¿Cómo que no estabas en Madrid? ¿Perdón? [Manuela madre] Luisa me llamó para que le ayudara. ¿Luisa? ¿Podemos hablar en tu despacho? ¿Y bien? -Hay una explicación. -La estoy esperando. Como sabe, estamos cerrando el curso y hay mucho que hacer. Ya, y me dijiste que me fuera tranquilamente porque estaba todo controlado, y ya veo que no era verdad. Tú también me dijiste que ibas a estar en Madrid, y ya veo que no era verdad. Mira, Manuela, solo necesitaba un poco de ayuda para cubrir tus clases, y como tu madre siempre ha dado esa asignatura... [Manuela] Cualquiera e nuestras maestras podría haber cubierto mis clases unos días. ¿Por qué la llamas a ella si sabes perfectamente que no la quiero aquí? Solo ha venido para echar una manos con su mejor intención. Bueno, pues ya estoy de vuelta así que ya se puede marchar. Está poniendo mucho de su parte, Manuela. Luisa, hasta aquí. Ya puedes volver a tus responsabilidades de siempre, gracias. Ya está todo aclarado. Todavía no nos has contado dónde has estado. No es asunto suyo. Y mucho menos un tema para tratar en un claustro. Le agradezco su ayuda, pero, ya no la necesito aquí, se puede marchar. Y, y ¿la caja del tiempo? ¿Qué? Las niñas están muy ilusionadas. -Te dije claramente que... [Luisa] Manuela. A ti te gustaba mucho cuando tenías su edad. hablaré con las alumnas, lo cancelaré inmediatamente. Por favor. [Manuela madre] Pues, ha sido un placer compartir con ustedes, señoras, estos momentos fugaces. Manuela. Necesito un rato para preparar el claustro, os espero en media hora. [Teresa] ¿Quieres hablar? No, quiero estar sola, gracias, Teresa. [música emotiva] [música emotiva] [música emotiva] ¿Tienes un minuto, por favor? Claro. Sé que me vas a odiar por decir esto, pero no puedo evitar empatizar con tu madre. Tú no sabes lo doloroso que es para una madre que le priven de poder hablar con sus hijos. Incluso para la tuya, por muy dura que se esfuerce en parecer. David se ha llevado a nuestros hijos de casa. ¿Qué? Desde Semana Santa. ¿Y desde entonces no has podido verles? Pero, Ángela. ¿Cómo no me lo has contado antes? ¿Te acuerdas hace unos meses, cuando estaba especialmente esquiva, que tú me preguntaste hace la saciedad qué me pasaba? Claro. Yo te pedí volver a casa, pero, hice algo horrible, para David y para los niños, pero no para mí. Mi familia es lo que más quiero en el mundo, pero Manuela, lo que pasó me hizo tan feliz. Ángela. Perdona por meterme en donde no me llaman, pero, aunque no te lo creas, tu madre, desde que ha llegado, se ha intentado moldear a tu dinámica en la academia. Ha puesto todo de su parte, se ha acercado a las niñas, lo de recuperar la caja del tiempo lo ha hecho por eso. Esa fue Luisa. ¿Cómo? Que lo organizó para que mi madre regrese y nos volviéramos a ver. ¿Te puedo ayudar de alguna manera? No. [música] Hola. Hola. Retiro lo que te dije, mejor no lo hagamos. ¿El qué? ¿Hablar? Pues sí, al menos como si es gran cosa. Y ¿qué quieres que haga? Si te veo todos los días por la academia, -¿te giro la cara? -Pues no, tampoco eso. Pero entiende que ya bastante puñeta es ser el que te limpia los cristales, como para encima ser el amiguito que te limpia los cristales. Mira, que no. Que yo creo que lo mejor es que cada uno se dedique a los suyo. Yo a mis faenas y tú a tus clases. Y ya, si eso, cuando haya más gente, nos cruzamos, pues nos saludamos y ya. Pero esto es injusto. Me da la sensación de que me tratas como si yo fuera la culpable de que estuvieses aquí, con ese mono de trabajo. -Pues un poco, sí. -¿Perdona? Que si tú no hubieras aparecido, yo estaría tan a gusto en mi finca. Creí que lo que hiciste, lo hiciste por evitar una injusticia muy gorda contra Roberta. Claro que sí. Pero sabes perfectamente que yo también hice eso por alguien más. No solo por ella. Es decir, que solo me acerco a ti por temas de trabajo, ¿no? Mantenimiento, arreglos y demás. Pues te lo agradecería bastante. Muy bien. [puerta se cierra] ¿Y qué tiene de malo que Luisa haya querido provocar un encuentro entre las dos? Martín, ¿después de todo lo que ha pasado? ¿No estás siendo un poco injusta? ¿Injusta? Tu madre te ha preparado para sacar lo mejor de ti. No, lleva toda la vida preparándome para que sea una mujer que no soy. Te dio la dirección de su adorada academia. -Porque no tenía más hijas. -No, pero tenía a Luisa. Luisa, que no me la ha podido poner más difícil desde que empezó el curso. Y aun así has salido adelante, aún más fuerte. De verdad, Manuela, yo no veo ningún fracaso por ninguna parte. No sé. Llevaba años soñando con estar en frente de la academia, y cuando llega, anda es como me lo imaginé. Sabía que iba a tener que trabajar, que iba a tener que esforzarme, que iba a tener que dejarme la piel. Pero no sabía que iba a ser tan complicado. A veces, los sueños cuestan, pero hay que seguir luchando, eso lo he aprendido hace poco. Vamos, ¿de verdad quieres vivir separada de ella para siempre? Es tu madre, es algo como es, no es ni de lejos perfecta, pero, nadie lo es, ni tú. Aunque yo crea que sí. No malgastes el tiempo alejada de ella mientras puedas tenerla. [Manuela] Los sueños se cumplen, querida Manuela, o por lo menos eso quiero pensar, quiero pensar que cada día tomamos decisiones que nos pueden parecer las mejores del mundo y luego las peores, pero que no dejan de ser semillas para conseguir la mejor versión de nuestras vidas. [teléfono] ¿Sí? [Operadora] ¿Acepta la llamada de Manuela Martín Casado? Sí, acepto la llamada. [Operadora] Ahora le paso. [Manuela] ¿Luisa? ¿Manuela? ¿Todo bien? ¿Pasa algo? No, no, no, todo bien, mira, te quería pedir que... [Luisa] ¿Sí, Manuela? Dime, ¿qué necesita? Te quería pedir que organizaras la ceremonia de la caja del tiempo. ¿En serio? Sí. Claro, Manuela, sin problema, yo me encargo. Estupendo. Manuela. ¿Dime? ¿Aviso a tu madre? Sí, por favor. Muy bien. Gracias, Luisa. Hasta mañana. Hasta mañana, Manuela. [música alegre] Átala ahí, niño. Va a quedar estupendo, doña Manuela. [música alegre] [Ángela] Las mujeres tenemos el cargo social de ser las embajadoras de nuestras casas y de nuestras familias. Las maneras correctas son el reflejo de una vida correcta. Flavia, por favor, ¿puedes subir al estrado? Te escojo como voluntaria, aprovechando que tenemos una próxima esposa de su hogar. La forma de sentarse no es de ninguna manera, baladí. La espalda debe estar recta, y dibujar una postura estable y ordenada. Coloca un poco los hombros para atrás, mejor. Por favor, id probándolo cada una en vuestros asientos. Intenta parecer un poco más relajada, respira. Mejor. Margarita, perfecta. Candela, creo que es cuestión de la colocación de los pies, que dibujen un ángulo recto, así es. [música emotiva] Hice lo que me dijiste. Pero, bueno, al final solo son palabras que van a estar enterradas durante 10 años. No son solo eso. Esas palabras han nombrado tus sentimientos y es tendrá su efecto, que es lo importante, ¿y qué objeto has decidido enterrar? Me lo regaló mi padre. bueno, es el último regalo que me hizo antes de retirarme la palabra. ¿Puedo? ¿Pasa algo? No, no, no. Es precioso. "Ignoramos nuestra verdadera altura... ...Hasta que nos ponemos en pie." Emily Dickinson. Es una de mis citas favoritas. Toma, nos vemos luego. [música emotiva] [mujer] Yo creo que nos va a venir muy bien. Disculpa, no me lo puedo creer. !¡Manuela! Estáis iguales, bueno, casi. El tercero. ¿En serio? Ya sabes las ganas que siempre tuve de ser madre, como tú. ¿Eso decía yo? Digo, tus objetivos siempre fueron ser madre y la directora de la academia, lo tenías clarísimo. -Fíjate. -Y, ¿cuántos tienes ya? Bueno, viéramos que de esos objetivos se ha cumplido uno. Bueno, ya llegarán. Qué alegría verte. Y estás igual, igual, y esto lo tienes tal y como lo recordaba con tu madre. Algo ha cambiado, la verdad, ¿me acompañáis? [música emotiva] Buenas tardes a todas, como ya sabéis, hoy celebramos el décimo aniversario de la brillante iniciativa de la no menos brillante anterior directora y fundadora de esta academia, doña Manuela Casado, mi madre. [aplausos] Yo, junto a mis otras compañeras aquí presentes fui una de las alumnas de la promoción que enterró en esta caja sus deseos hace 10 años, pero, primero procederemos a enterrar los objetos y las cartas de las alumnas presentes. Flavia Cardesa Gonzales. Doña Manuela, ¿puede pasar a la siguiente, por favor? Claro, pero ¿estás bien? Tengo que corregir una cosa, será solo un momento. En seguida vengo. [pasos se alejan] Dorotea Alonso Feijó. [música emotiva] [Flavia] Querida Flavia... Querida Flavia... Ahora tengo claro lo que me gustaría decirte, lo más importante de todo es que seas tú misma en cada decisión que tomes, que cada cosa que elijas hacer en la vida la hagas por ti y porque te hace feliz, sin importar las expectativas o los deseos de los demás. [María Jesús] Cuando me imagino una vida al lado de Arcadio, mi corazón se llena de felicidad. Ahora que sé que esto no es posible, solo te pido, María Jesús, que seas feliz contigo misma. Que te quieras bien. Me da igual qué seas o dónde estás, pero quiérete como yo no soy capaz de hacerlo ahora. [sollozos] [Macarena] No tengo dudas que ya dentro de 10 años estaremos más cerca conseguir de eliminar las injusticias contra las mujeres. Y yo pienso ayudar en la forma que sea para conseguirlo. Me gustaría que cuando leas esta carta hayas conseguido que nadie te juzgue por la forma en la que has elegido vivir tu vida, sea cual sea esa vida. [Margarita] Serás una directora de academia o una bogada de éxito, o puede incluso, imagínate, que llegues a ser actriz famosa. Las posibilidades sin tantas y tan maravillosas, que no puedo decidirme aún por ni una de ellas. Lo único que tengo claro es que, para cuando leas esta carta y veas mi foto, ya serás doña Margarita. [Candela] Si acabas consiguiendo, con tu esfuerzo y la ayuda de maestras como doña Luisa, descubrir, no sé, alguna vacuna milagrosa que salvara la vida de cientos, o incluso de miles de personas, ¿no merece la pena todo el esfuerzo que estoy haciendo ahora? Espero que dentro de todo este tiempo, puedas responder que sí, que mereció la pena. [Roberta] He elegido este espejo porque para mí, cada vez que me miro en él, recuerdo el cambio en nuestra relación, fue lo último que me regalaste poco antes de enviarme a la academia, después nada volvió a ser igual. Pero no estoy dispuesta a dejarlo así, No importa lo que haya pasado, siempre que las personas estén dispuestas a escucharse. Todo se puede arreglar. [aplausos] [Flavia] Un momento, un momento, un momento, por favor, un momento. [Manuela] Ha llegado el momento de abrir los recuerdos de nuestra promoción. Sin más dilación, y si me lo permitís, seré yo quien proceda a abrir mi objeto personal y mi carta. [murmullos interpuestos] Querida yo del futuro, estos son mis deseos para ti, deseo que vivas en un hogar lleno de amor, de felicidad y de recuerdos bonitos. Recuerdos construidos al lado de un marido que te quiera y que te apoye, y de muchos hijos, que jamás se despeguen de ti. Deseo que cuando leas estas líneas, hayas encontrado todas las respuestas a las mil preguntas que te haces cada día, porque sé que eres así, inquieta, inconformista y curiosa. Pero sobre todo, deseo que puedas un día mirarte al espejo, y sentirte orgullosa de lo que eres y satisfecha con todo lo que has conseguido. Perdón. Durante muchos años he sido testigo de primera mano de la lucha constante y de los esfuerzos infinitos realizados por una mujer, para lograr un lugar único donde educar a las mujeres del futuro. Esa mujer es quién, si no mi madre. [música emotiva] Mi madre no es solo la persona que vigilaba para que no me cayera cuando era pequeña, no es solo mi heroína particular, es mi mejor amiga y la persona que más admiro en este mundo, Manuela, como te conozco, ahora mismos estarás hecha un mar de lágrimas, mientras lees esto. [ríe] Así que tómate un segundo para abrir ahora tu objeto personal. Si pudiera pedir un deseo para dentro de 10 años, sería sin duda, el de poder convertirme en alguien parecido a mi madre." [música emotiva] Me gustaría que se acercase doña Manuela Casado a recibir el homenaje merecido, como creadora de esta academia de señoritas, por favor. [aplausos] Toma. Mi anillo. Es una réplica del anillo que llevaba Juana de Arco cuando la quemaron por hereje. El que te regaló la abuela cuando eras pequeña, no lo habías perdido. [música emotiva] [música emotiva] [música música] Ha sido muy bonito. Y muy intenso. Y para alumnas y ex alumnas. Ah sí, sí, me he colado, me declaro culpable, su señoría. Tú eres su señoría. Bueno, sí, pero me declaro culpable igualmente. No quería dejarte sola después de, de lo que hablamos el otro día. Gracias por el café. Gracias por tomártelo conmigo. ¿Tú crees que ya podemos pasar a lo de la cena en casa? Tengo que despedirme de mis invitadas. Lo hablamos en otro momento, ¿de acuerdo? Sí. [música emotiva] Esta noche te vienes a dormir a mi casa. No hace falta que me cuentes nada si no quieres, pero ya vale de estar las dos solas, ¿no crees? Gracias, Manuela. [música emotiva] Me voy. Muy bien, madre. Ha sido una ceremonia preciosa. Gracias por celebrarla, y por invitarme. No hay de qué, un placer. ¿Qué hacía aquí Martín? No se le escapa una, ¿eh? Ha venido a saludar, simplemente. No, si a mí me parece estupendo que venga. Y a mí me parece estupendo que a usted se lo parezca. ¿Le acompaño a la puerta? No vas a decirme dónde has estado, ¿verdad? Son cosas mías. ¿Te estás viendo con otro? Madre, por favor, no empiece. Está bien, está bien, sí, yo solo quiero hablar contigo, pero es que no hay forma. !¡Madre! Yo solo quiero comunicarme con mi única hija, porque creo que tengo derecho, cuando veo a otras madres que... Ya, por favor. Hoy hemos dado un paso muy grande las dos para volver a andar todo lo que hemos desandado este curso. Tengamos el resto del día en paz, que ha acabado muy bien. Está bien, me voy. No hace falta que me acompañes. -Madre. -¿Qué? Que quiero que sepa que lo siento mucho. ¿El qué? Que nunca vaya a cumplir sus expectativas. [música emocionante] [Ramón] Mira Tere, yo sé que te gusta mucho suspense, pero me ha dado un tabardillo, ¿me dices qué pasa? Sí, es un espejo bonito, ¿y qué? Es idéntico al que acaba de meter Roberta a la caja del tiempo. Hasta tiene una inscripción en el reverso que es igual. Me lo regaló mi padre cuando tenía más o menos la edad de Roberta, y a ella se lo regaló el suyo. Entonces me quieres decir que tu padre y el de Roberta... Se conocían. [música emotiva] Lo masculino y lo femenino a veces no se ajustan con la realidad. Y definirlo de esta manera solo nos puede hacer daño a todos. [Ramón] Cancelado acuerdo de negocios entre embajador España Portugal y Francisco Luna. [Teresa] El padre de Roberta. No sé, quizás pudo ser un ajuste de cuentas. Bueno, por bastante menos que eso, en esta ciudad te desuellan. [Luisa] Ni este lápiz de labios, ni todo el maquillaje que os pongáis, os va a ayudar a ser más o menos mujeres. [Margarita] Las que somos guapas lo somos de nacimiento, y las que no, no lo serán nunca. [Ángela] Somos valientes y decididas. somos impredecibles y espontáneas, ¿por qué tenemos que renunciar a nuestros deseos? ¿Por qué tenemos que elegir un solo camino? ¿Por qué no podemos tenerlo todo? Si vuelves a acercarte a los niños, me los llevo de Sevilla. Así que os animo a dos cosas, que no juzguéis nunca a nadie. !¡Machorra! [gritos] ¿Qué está pasando aquí? Que seáis valientes y seáis los hombres y las mujeres que queráis ser. Exactamente tú y yo, ¿qué somos ahora? Tu prometido. Por las mujeres. Por las mujeres. Mira cómo la mira. [música emotiva]