Las he visto. ¿Que lo sabe? Pero ¿cómo que lo sabe? ¿Cómo se ha enterado? Si esto llegara a oídos de mi familia o se supiera... !¡Esto también va conmigo! Si de verdad le importa, por favor, déjenos en paz. [sollozo] Quiero que te vayas de esta casa ahora mismo. [David] Ángela, Manuela ha venido a verme. La tiene muy preocupada. Y a mí también. Te he estado engañando con una mujer. Prefiero no tener que contarle a mis hijos que su madre es... ¿Una qué? ¿Una desviada? No. Tomás no testificaría jamás en contra de su hermano. A no ser que se lo pidas tú. ¿Por qué la iba a ayudar? Porque no eres como tus hermanos. [Tomás] Sí lo hiciste. Mi hermano violó a Roberta Luna. Este juzgado ha acordado declarar a don Rafael Peralta García de Blas culpable. [Teresa] ¿Todo bien? Poco a poco. No habrá vuelto a molestarte, ¿no? No, no, no. [Tomás] Mis hermanos no me hablan. Y mi padre no quiere que esté en casa. Pero es injusto. Dijiste la verdad. Ya, pero la verdad tiene consecuencias. -Toma esto de momento. -No. Voy a seguir adelante por mí mismo. ¿Se puede saber qué he hecho? Mira, si te sientes culpable, no es mi problema. Tú haz tu vida que yo haré la mía. -¿Ha pasado algo? -Necesito hablar contigo. No tuve oportunidad de darte las gracias por lo que hiciste en el juicio. Pues por hacer algo así... me he quedado solo. [Teresa] Yo vine a Sevilla para saber quién era Roberta Luna, qué tenía que ver con él. Claro que no he conseguido saber nada. Entonces, ¿por qué te has quedado al final? -¿Tu madre es mi profesora? -[Arcadio] Se ve que sí. Parece que no te hace mucha gracia a ti mi relación con ella. Quizá hayas aparecido en la vida de tu hijo para hacerle ser una mejor versión de sí mismo. [Arcadio] He dejado la cartera en casa. ¿Tú llevas? Sí. ¿Vosotras también os quedáis en Sevilla? Yo voy a pasar las vacaciones con mi hermana. Alicia, ¿sigues tocando el piano? Sí, doña Luisa. Pero la universidad no me deja mucho tiempo. Mira, tu hermana. !¡Hola, Alicia! [susurrando] Roberta. [golpes en la puerta] Siento la interrupción. Disculpa. [susurros] Candela, ¿me acompañarías un momento, por favor? ¿Qué he hecho? Nada, no has hecho nada. ¿Me acompañas? De acuerdo. [Ángela] No te preocupes por el examen. [música de tensión] [Candela grita] [Candela llora] Doña Ángela, ¿qué pasa? ¿Es Candela? Por favor, continuad respondiendo las preguntas. ¿Qué ha pasado? Os lo ruego, hacedme caso. [música clásica] ¿Me escucháis un momento, por favor? Sé que muchas de vosotras seguís sorprendidas. Toda pérdida conlleva tristeza, pero en este caso, tocándonos tan de cerca y siendo alguien tan joven y de una manera tan inesperada, aún más. No todas conocíais a la hermana de Candela, así que quería contaros que Alicia no solo fue una alumna excepcional. Una compañera maravillosa. Siempre con ganas de aprender. No solo fue un prodigio del piano o una de las primeras graduadas en cursar estudios universitarios. Alicia fue una alumna que en el tiempo que estuvo con nosotras, hizo que cada día, que cada momento contara. Así que ahora nosotras no podemos hacer menos. [Ángela] La muerte es algo natural, pero eso no hace menos terrible la pérdida. El proceso de duelo también es natural, pero es algo más complejo ya que no afecta a todo el mundo por igual. [llanto] Hay quien elige aferrarse al dolor y no soltarlo. Hay quien no sabe gestionarlo y prefiere esconderlo con comportamientos fuera de lugar. Creo que la van a enterrar junto al mar. Mira qué lista la otra, tiradita en la playa todo el santo año. [risa] [Ángela] Hay gente que reniega de cualquier tipo de luto. Y hay gente que es no capaz de deshacerse del luto en la vida. [música sentimental] ¿Y cuál es la mejor forma para lidiar con el dolor? Vuestra compañera Roberta mejor que nadie sabe que cada una hace lo que puede. No hay una manera correcta o incorrecta. Siento no poder ayudarte. -[Luisa] Buenos días, hijo. -Buenos días. Arcadio, ¿qué manía tienes con las cortinas? Te he dicho mil veces que no las abras a esta hora que el sol estropea los muebles. Un poco de alegría no le vendría mal a la casa. Y a ti tampoco. Oye. Pero, bueno, vas hecho un pincel. Venga, gracias, madre. ¿Esa chaqueta es nueva? Y los pantalones... -¿Te han subido el sueldo? -No. Es cuestión de administrarse. Que ya va siendo hora de cambiar el ropaje. -También te debería aplicar... -Anda, no seas manirroto. Cómo se nota que no eres tú el que tiene que mantener la casa. Que, por cierto, ya llevas un tiempo trabajando. Madre, por favor, con lo que yo te he ayudado en esta casa... -Sí. -Hombre, y mantener un trabajo -y una novia no es tarea fácil. -Anda, anda. Eh, no te sientes. -¿Qué haces? -[Arcadio] Acompáñame. [Luisa] Chiquillo, que me tengo que ir a trabajar. [Arcadio] Eh, ¿te puedes callar un momento? [Luisa] Pero ¿a dónde me llevas? Arca-Arcadio. Este no, este, este. -[Luisa] Pero ¿qué haces? -Ponte ahí. Madre, yo recuerdo haberte visto con este vestido puesto y te quedaba muy bien. -Es que no. -¿Por qué no te lo pruebas? No, que no, que no. Que este es de cuando vivía tu padre. Que... -Madre. -No me lo... Mírense en un momento. Si mira el color, si te queda estupendamente. -Que yo lo sabía. -No. -No, hombre. -Que no me pongo yo esto. Además, que se hace tarde. Tenemos que ir a trabajar. -¿En serio? -Qué tontería. Es que aún no me lo puedo creer. Porque me acuerdo que yo justo hablé con Alicia antes de Semana Santa. Y ahora de repente ya no está. Nunca más vamos a volver a verla, ¿sabéis? Pues imagínate cómo estará Candela. Es que es increíble que alguien de nuestra edad pueda morir así. Tan de repente. Claro, porque una cosa es que al pico doña Luisa y doña Manuela... Doña Manuela madre. La de antes, no la de ahora. Leña, que hay que explicarlo todo. De verdad, Macarena, mejor con la boquita cerrada, ¿eh? Mi relación con María Jesús va muy bien. Tenemos salud, tengo un trabajo digno. Digo yo que va siendo hora de pensar en el futuro, ¿no? Hombre, ¿tú te imaginas esa casa llena de niños? A que no. [risa] Tengo un amigo que me ha ofrecido una casa que pone en venta su familia. ¿Una casa? ¿Y tú tienes dinero para comprar una casa? Bueno, tendría. Si vendiéramos la nuestra. Pero ¿qué disparate es ese, Arcadio? Madre, que está muy vieja ya la casa. 'Tan todos los muebles descascarillados. Por favor, Arcadio. Pero ¿cómo voy a vender yo mi casa? Donde he vivido siempre con tu padre, donde tú naciste. Madre, solo te pido que vengas a ver la casa. Si te va a gustar. Que no. Que no. De ninguna de las maneras. Mira, si quieres una casa, deja de comprarte camisas y zapatos y vivir como un rico y empieza a ahorrar. Como hicimos tu padre y yo. Madre, solamente te estoy pidiendo que, por favor, vengas a ver la casa. Nada ma'. Me voy que llego tarde. Dame un beso, anda. [música sentimental] [murmullos] -¿Bien? -[Margarita] !¡Candela! ¿Ya has vuelto? Aquí me veis, ¿no? Candela. ¿Cómo estás? [Margarita] ¿Y tu familia? ¿Cómo es que no te has quedado más tiempo con ellos? Estoy bien. Gracias. Estamos aquí para lo que necesites, Candela. Trae, lo llevo yo. Vamos. ¿Vender tu casa? Sí. Dice que vivo estancada en el pasado. Aferrada a la memoria de mi marido. ¿Y tú qué piensas? Pienso que no hay nada malo en recordar a mi marido. Claro que no hay nada malo. Pero, Luisa, ¿no crees que los recuerdos son como el hogar? No están en una casa, están donde estemos nosotras. Y nuestras familias, claro. Tengo que atender unas obligaciones, si me disculpas. [sollozos] [música sentimental] ¿Qué pasa por esa cabeza? Ha vuelto Candela. Pero, no sé, está demasiado tranquila. ¿Tú conocías a su hermana? Qué va, yo llegué aquí después de que ella terminara. Me impresiona mucho. Ya, mujer, pero unas veces les toca a unos y otras a otros. -Ya. -Al final vamos todos al hoyo. Es que no dejo de pensar en... lo efímero que es todo, ¿sabes? Que deberíamos celebrar cada día el estar vivos. Llevo meses con la cabeza llena de cosas sin pararme a disfrutar. Pero, mujer, hay que pararse de vez en cuando. Pues aprovechemos el momento, Ramón. Me parece una idea estupenda. Ven. [música animada] Hagamos un plan esta noche. Escoge tú el plan. -¿Yo? -Sí. Bueno, venga, pero déjame pensarlo. ¿Qué vas a pensar? Que no te estoy pidiendo que me presentes un memorándum. Tú déjame. Sorpréndeme. [exhalación] ALICIA MEJÍA RODAS GALARDONADA CON EL PREMIO ANDALUCÍA [Roberta] Candela, de verdad, yo sé que ahora mismo piensas que el dolor no se va a acabar nunca. Pero se aprende a vivir con ello. [música sentimental] No sé, se le ve tan tranquila. Uy, tú no te preocupes, mujer, que ya está Margarita todo el día llorando por ella. No vaya a ser que le roben el protagonismo. Macarena, de verdad, déjala ya. A lo mejor se ha vuelto tan pronto porque con nosotras se siente mejor. Por eso está así. ¿Y si hacemos algo para que vea que estamos ahí y que puede contar con nosotras? Pero ¿qué podemos hacer? [Flavia] A Candela le gustan las flores, ¿no? -Sí. -Podemos... !¡Una corona! Como detalle nuestro para su hermana. A mí me parece genial. ¿A vosotras? La podemos poner en la capilla para que así lo vea todos los días. Claro. Ponemos dinero entre todas y yo conozco un sitio donde nos lo pueden hacer. [Macarena] Pues ahora, venga. Voy a hacer una lista. Roberta, María Jesús, Margarita... ¿Y cuánto ponemos? [campanadas] [campanilla de bicicleta] Antiguamente se pensaba que los anfibios y los reptiles no eran capaces de mantener la temperatura de sus cuerpos, a diferencia de los mamíferos. Por ello el término, que posiblemente habéis escuchado anteriormente... sangre... fría... se usa como metáfora para describir la ausencia de nuestros sentimientos. Como si únicamente los animales de sangre caliente fueran capaces de demostrar su afecto ante grandes ocasiones como, por ejemplo, la muerte. Debemos recordar que la muerte es algo tan natural como la vida. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y... morimos. Discúlpame, Candela. Creo que el tema previsto para hoy no era el más apropiado. No he caído, lo siento. ¿Por qué lo dice, doña Luisa? Yo estoy bien. No tiene que cambiar la clase por mí. Vamos. ¿Estás segura? Claro. Muy bien. Como vea. Candela me tiene confundida. Está como si nada. De hecho, en mi clase de antes ha habido un momento en el que el tema de la muerte ha salido a colación... Luisa, ¿no crees que es un poco pronto para hablar del tema de la muerte delante de Candela? Sí, tienes toda la razón. Ha sido una torpeza por mi parte no cambiar el temario de hoy, lo siento. Y así se lo hice ver. Y ella me pidió que siguiera la clase con total normalidad. Está intentando ser fuerte. Es posible que lo esté negando porque no puede aceptarlo. [Teresa] Yo creo que le vendría bien que tratemos el tema con naturalidad. Al fin a y al cabo, es lo que está pidiendo ella, ¿no? Pero ¿qué necesidad hay de enfrentarlas a algo así -tan jóvenes? -La vida ya lo ha hecho, Ángela. Lo único que podemos hacer nosotras es darles herramientas para que puedan afrontar situaciones de dolor como esta. [Manuela] A mí me parece bien. Pero no nos podemos olvidar estar pendientes de ella en todo momento, por favor. Por supuesto. Claro. -Gracias. -Gracias. Mirad, es más. ¿Más? Qué bien. Eh, María Jesús, que aún no has puesto dinero para la corona. Ah, ya. [Macarena] ¿Nos lo puedes dar ahora? Porque vamos a ir luego a comprarla. Es que... mis padres no me han dado la asignación de la semana. Pero si tú siempre andas espléndida de dinero. ¿Yo? No, no sé de dónde sacas esas cosas. Pues desde que vivimos contigo y te vemos todos los días desde hace años. Bueno, si... si ahora no andas tan boyante, te lo ponemos nosotras y luego nos lo das. -No te preocupes. -No, déjalo. -Mejor no pongo para la corona. -[Flavia] ¿Perdona? [Macarena] Pero ¿en serio no vas a poner? Bueno, ya le daré algún detalle de mi parte. A las muertas se le ponen flores, no detallitos. [Flavia] Déjalo ya. Anda. Desde que tienes novio es imposible contar contigo para nada. Ni para la corona ni para dar un paseo, ni para nada. Pues a mí me extraña que tengas tanto tiempo disponible, Flavia. A lo mejor es que sé repartir el tiempo entre mis amigas y mi novio. O a lo mejor es que a ti no te importa tanto tu novio como a mí el mío. -Pero ¿y a ella qué le ha dado? -Yo qué sé. [exhalación] -Buenas tardes, madre. -Arcadio. ¿Sí, madre? Contigo quería yo hablar. Mira que lo he estado pensado y... y que si quieres, podemos ir a ver la casa de ese amigo tuyo. ¿En serio? [Luisa] Solo verla. Ay. [música sentimental] ¿Ha visto el barrio, madre? Qué bonito, ¿eh? Ya verá la casa, cuánta luz. No sé. Veremos a ver si van a caber todos los muebles. Madre, no piense ahora en los trastos. Ya veremos lo que hacemos con ellos. No son trastos. Perdone, tiene razón. Que no son trastos. Vamos a entrar en la casa, que le va a encantar. Yo mejor me quedo aquí para que así podáis entrar los dos y verla tranquilos. Muy amable, amor. ¿Has visto, madre? Mira la luz que entra por el patio. Sí. ¿Por qué no te das una vuelta sola y así la ves tranquilamente? Muy bien. -Te espero con María Jesús. -Hmm. [música de tensión] [jadeos] Arcadio. Arcadio. [Arcadio] ¿Madre? ¿Qué le pasa? [María Jesús] ¿Le ocurre algo? Nada. Eh, me mareé un poco. Solo... ¿Podemos irnos ya? Claro. -Pero ¿está bien? -Sí, un poco mareada. Si quiere podemos tomar algo aquí en la taberna de al lado. [música sentimental] [tic-tac] La casa es una oportunidad única, ¿eh? Pero tendríamos que vender primero la nuestra, claro. Si, si me perdonáis, acabo de recordar que tengo que tengo que solucionar un asunto en la academia antes de cenar. Como vea, madre. Luego hablamos en casa. Claro. Que disfrutéis. Hasta luego. [Arcadio] Qué arde, niño. Sigue entrenando. [susurro] [música de tensión] [música sentimental] [Teresa] ¿Qué haces aquí a estas horas? Nada. El armario que se ha roto. Déjate de armarios y vete a la cama. Que te quiero fresco para nuestro gran plan de mañana. Yo fresco como ordeñado del día. Bueno, pues buenas noches. Buenas noches. MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA Uh. [Arcadio] Tiene mejor cara, madre. Pero qué susto nos ha dado. Sí. Me encuentro mejor. Gracias. No has dicho na' de la casa. ¿Tampoco te ha gustado? No, no sé, hijo, es que... Está tan vacía y... Es tan diferente a esta. Le falta vida. Madre, esta casa también estuvo vacía cuando llegaste, padre y tú, ¿no? Y poco a poco te encargaste de llenarla. Y esa casa nueva es perfecta pa' que nosotros empecemos a llenarla también. Hijo, le he dado muchas vueltas. Lo he pensado mucho, de verdad. -Pero... -No vas a vender esta casa. Supongo que era mucho pedir que hicieras esto por mí. Arcadio, no seas injusto conmigo. Esta casa es toda mi vida. Y la mía también. Pero hay que cambiar. Esta casa es demasiado triste, madre. Hay muchos recuerdos. Los únicos que me quedan de tu padre. Ya, pero es que padre ya no está. Madre, en esta casa parece que se ha parado el tiempo. ¿No te das cuenta que no te hace ningún bien mantenerlo todo igual de cuando murió padre? Lo único que te estoy pidiendo es que me liberes de todos estos recuerdos y me dejes ser feliz. ¿Mucho pedir? Se me ha quitado el hambre. No voy a cenar. Buenas noches, madre. [música sentimental] [piano lejano] [exhalación] Candela. ¿No deberías estar en la cama? Es que hay una parte de la melodía que se me ha atascado y no me voy a dormir hasta que la saque. Intenta dormir. Ya la sacarás mañana. Tengo que sacarla. A ver, Candela, no son horas de tocar el piano. Están todas durmiendo. Y tú necesitas descansar. Buenas noches. Que duermas bien. [exhalación] No sé. A lo mejor es un detalle un poco... ¿Qué? Es en recuerdo de Alicia. Que a lo mejor lo que necesita Candela ahora mismo es no pensar mucho en el tema. [Macarena] Flavia, que se le ha muerto la hermana. Eso no se te va de la cabeza ni con un buen mozo en pelotas. -Ahí. -Cuidado. [Macarena] Qué bonita. [Flavia] No sé. Siento que se lo estamos recordando demasiado. A ver, es que es imposible no pensar en algo así, aunque no quieras. [Roberta] Sí, sí se puede. Te lo digo yo. Cuando estás mal, haces lo que sea para enterrar el dolor en tu cabeza y no volver a pensar en él. A ti te sentó estupendamente, ¿no te digo? No te digo que es lo mejor que puedes hacer, pero es un recurso. Cuando quieres sobreponerte, te agarras a lo que sea. No sé yo, ¿eh? Si yo me muero, a mí no me pongáis flores. Bueno, haced lo que queráis. Si no me voy a enterar. Pues a mí me parece un detalle precioso. Vamos, a mí me encantaría que me regalaseis flores si yo un día me... ¿Veis? Es que no va a ser buena idea. Mirad, esto es para que sepa que estamos con ella y ya está. A ver si ahora también hay que hacer un debate de esto como si no estuviésemos todo el santo día debatiendo en la academia. La Virgen. [murmullos] [Luisa] Buenos días. [niñas] [al unísono] Buenos días. [Luisa] Qué maravilla. ¿La habéis comprado para Candela? Y estáis todas. [Margarita] Menos María Jesús. -¿Y eso? -No ha querido poner dinero. -¿Perdón? -[Roberta] Margarita. ¿Qué pasa? Es verdad. [Macarena] ¿En serio? ¿Todavía te quedan ganas de ser una acusica? [Luisa] Señoritas, por favor. Os he traído algunas imágenes que creo que van a despertar vuestra curiosidad. ¿Por qué creéis que en México se hace ofrenda a los muertos? Para aliviar su sufrimiento. [Teresa] Es muy posible que haya algo de eso. Es muy interesante ver cómo el sufrimiento que padecemos ante la pérdida de nuestros seres queridos está condicionado por la manera en que nuestra cultura entiende la muerte. Cada cultura del mundo tiene su propia visión y su propia manera de tratarlo en la comunidad. Y eso va a afectar a la experiencia íntima de la pérdida. ¿Me explico? ¿Hmm? Por ejemplo, en México creen que, en el Día de los Muertos, los seres queridos regresan de ultratumba. ¿Para visitarles? Para visitar a sus amigos, a sus familiares. [Macarena] ¿Sin que nadie se los pida? Qué maleducado son los muertos, ¿no? [susurros] Pues a mí, si se me apareciese mi abuela, me llevaría a visitar con ella el más allá. Bueno, a lo que íbamos. -En México, entonces... -Es verdad. ...a partir de esta creencia, van a tener la tradición de la ofrenda. Van a ofrecer a los muertos comida, juguetes, van a decorar las tumbas, como podéis ver en la fotografía. ¿Hmm? Por ejemplo, en la cultura tibetana, como en otras muchas, no comprenden la muerte como un final, sino como otra de las fases de la existencia del alma humana. Entonces, ¿el alma humana sigue existiendo después de la muerte? Bueno, según ellos, el alma de la persona fallecida vuelve a reencarnarse. En Japón tenemos un ejemplo muy curioso. Es una técnica que se fundamenta en ciertos principios filosóficos y que consiste en reparar objetos fracturados. Y una vez reparados, pintar las grietas con colores muy llamativos. El objetivo es señalar la herida como algo digno de celebración. Pero ¿por qué hacen eso? No es mejor comprar algo nuevo y tirar lo que está roto. Bueno, según esta filosofía, no debemos ocultar las heridas. Al contrario, debemos sentirnos orgullosas de ellas. Son parte de la vida y esta sigue pase lo que pase. Como podéis ver, cada comunidad escoge su propia manera de homenajear a sus muertos. Pero en la mayoría hay un elemento común que es la unión a la hora de honrar a quien se ha ido. ¿Hmm? [mueve los labios] No abras los ojos hasta que nosotras te lo digamos. Ya. Es de todas. Menos de María Jesús. Margarita. Gracias. Parece que no le ha hecho mucha ilusión, ¿no? Pues sí que le ha gustado, se le veía en la mirada. [irónica] Vamos, sí, ha cantado una cosa bárbara. A ver, eso da igual. Lo que importa es la intención. Además, ella sabe que puede hablar con nosotras cuando quiera. Margarita, perdona. Bueno, yo me voy. Te acompaño. Tú sabes de cuadros, ¿no? -A ver, pues sí... -Se dice por ahí que eres la más aplica'. Y necesito que me ayudes con una cosa. A ver si me podéis echar una mano con esto. MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA Pues ya estaría. Cuéntale todo tal cual te lo hemos contado que seguro que le encanta la exposición. Pero ¿se la cuento a quién? Que no hay nadie a quién contar. Venga, Ramón, sabemos que esto lo haces por una mujer. -Ah... -Por favor, dinos quién, es que de verdad que no vamos a decir nada. Al menos su nombre. ¿Cómo se llama? Vamos, a ver, es que no hay mujer ni mujer, yo... ¿Qué pasa? ¿Qué uno no puede cultivarse? -Qué romántico, ¿no? -Sí. Bueno, muchas gracias a las dos, ¿eh? Pero me vais a perdonar que mi nuevo ayudante está en camino. ¿Otro? Pues espero que no sea igual de sinvergüenza que el anterior, Ramón. Tranquilas, este es buen mozo. Míralo, ahí está. [música de tensión] Pero ese es Tomás Peralta. Es bueno mozo, ¿no? Venga, hasta luego. [golpes en la puerta] [María Jesús] Doña Luisa. Buenas tardes, María Jesús. ¿Podemos hablar un momento? Sí, sí, claro. Lo que usted necesite. Pase. Muchas gracias. [María Jesús] Siéntese, por favor. Quería saber cómo estabas. Muy bien. ¿Qué tal te va con Arcadio? Muy bien. Es un novio maravilloso. Nos queremos mucho. Te voy a pedir que olvides por un momento que soy su madre. Te lo pregunto como tu maestra. Sí, sí. Es que se lo estoy diciendo de verdad. Sí. [Luisa] Me alegro. Sé que pasáis mucho tiempo juntos. Y Arcadio parece otro desde que está contigo. Ha encontrado un trabajo y su actitud conmigo ha cambiado para mejor. A ti te trata bien, ¿verdad? Sí, sí, por supuesto. Claro. María Jesús, espero que por estar con él no estés dejando de lado a tus amigas y los estudios. Me gusta pasar todo el tiempo posible con él. Claro y es normal cuando se está enamorada. Pero a veces, aunque cueste trabajo, hay que dosificar el tiempo. Y buscar un hueco para estar con tus compañeras. Candela, por ejemplo, ahora. Os necesita más que nunca. Pobrecita. Me han dicho que, que no has colaborado en la corona para su hermana. No me venía bien poner el dinero simplemente. [Luisa] Ya. No sé por qué se lo han contado. [Luisa] Bueno, ya sabes... Si tienes algún problema familiar o de cualquier otra índole, sabes que me lo puedes contar, ¿verdad? [María Jesús] Todo está muy bien, doña Luisa. Le agradezco sus consejos, pero ahora, si no le importa, me gustaría arreglarme para ver a su hijo. Sí, sí, claro. Claro. Bueno, que lo pases bien. Buenas tarde. [Flavia] ¿Se puede saber qué hace Tomás Peralta trabajando aquí? Flavia, fuiste tú la que me pidió que te ayudara a sacarlo de la calle. ¿A qué viene esto? Además, me parecía muy buena idea después de cómo se expuso en el juicio y de haberlo perdido todo, creo que es lo mínimo que podíamos hacer por él. [Flavia] ¿Meterlo en la academia? Vamos a ver. Primero me pides que te ayude con urgencia. ¿Y ahora resulta que te parece mal que esté aquí? ¿Hay algo que no me estés contando? No. Simplemente no me parece una buena idea que haya un Peralta dando vueltas por aquí. Creo que Tomás ha demostrado de sobra que está muy por encima de su apellido. ¿No crees? [piano] Candela. Candela. ¿Candela? ¿Estás bien? Sí. ¿Por qué? [Roberta] ¿Cuánto tiempo lleváis ensayando la canción? Es que me repatea que no me salga. Porque a Alicia le sale con los ojos cerrados y, y yo no soy capaz de hacerla sin trabarme. Vamos a salir a dar un paseo. No... ¿No te apetece venirte? No, gracias. [Roberta] ¿Seguro? Seguro. Tengo que terminarla. Venga. A trabajar. Shh, hey. Nada de hacer tonto con las niñas, ¿eh? No, no, de verdad, Ramón. Que soy un chico muy responsable. [Ramón] Te lo digo muy en serio. Tontería la justa. Que los jóvenes de hoy en día tenéis más peligro que la Alameda de noche. Que no, de verdad, que yo no me meto en líos. Que sí, Ramón. [Ramón] Anda, vete por la escalera. Tomás. Que gracias por lo que hiciste, de verdad. [Flavia] Ejem. Eh, te espero afuera. ¿Hasta cuándo vas a trabajar aquí? Pues ya se verá. De momento doña Manuela ha sido muy amable en darme la oportunidad. Claro. Oye, Flavia, que sé que todo esto es gracias a ti. Pues eso. Que gracias. Bueno y como veis, este es el salón. Ajá. [Luisa] ¿Arcadio? Está bien. [Arcadio] Buenas tarde, madre. Buenas tardes. Buenas tardes. Les estaba enseñando la casa a los señores que están muy interesados en comprarla. Arcadio, ¿me puedes acompañar un momento, por favor? -¿Me permiten? -Ajá. Cierra esa puerta. ¿Se puede saber qué significa esto? [Arcadio] Madre, relájate. Dicen que mañana nos pueden traer dinero en efectivo si hace falta. Creo que te dejé bien claro que no voy a vender esta casa. Madre, yo sé que ahora no lo ve, pero que todo esto también lo hago por tu bien. -Arcadio, no empieces. -Que a veces hay que hacer las cosas así, de golpe. Arcadio, no, no. Tú no te das cuenta, ¿no? Que te estás dejando morir en esta casa y que me estás arrastrando a mí. Sí, lo siento, pero no voy a consentirlo. ¿Que tú no me vas a consentir a mí? Madre, relájate, por favor. Estos señores dicen que mañana nos pueden traer dinero. ¿Mañana? Pero ¿es que tú te has vuelto loco? Madre, por favor, tranquilízate. !¡Madre! Madre. -Discúlpenme. -Madre, por favor. Pero ha habido un malentendido. Esta casa no está en venta. Perdonen. Ha sido un error de comunicación entre mi hijo y yo. Espero que lo comprendan. Arcadio, ¿les puedes acompañar? Por favor. Sí, claro. -Buenas tardes. -[mujer] Buenas tardes. Iré a dar una vuelta, así me da un poco el aire. [música sentimental] [Teresa chifla] [Teresa] Míralo qué guapo. Con su traje del Baile de Otoño. Los mejores trajes son los que puedes usar muchas veces, ¿eh? Míralo, mira. Shh, eh. Ni un roto. Y eso que me lo compré pa' la boda de mi hermana. Por eso me queda un pelín grande, porque ahora estoy un poco más en forma. Pero, vamos, que el traje es estupendo, yo... Pero hace falta que me des explicaciones, Ramón. El traje es estupendo. Estás muy guapo. De verdad. Tú también. De verdad. [Teresa] Anda, vamos. Anda, venga. Enhebra, prenda. Venga. Oye, yo no sé qué le ves de malo a mi mono de trabajo. Tu mono es arrebatador. -¿Verdad? -Sí. Además, te va a juego con esos ojazos. ¿Sí? ¿Qué te crees? Que fui yo quien eligió el color. El color del mono, digo. Que el de los ojos ha estado complicado. ¿Sabes que me tienes en ascuas? A ver, ¿a dónde me llevas? [suspiro] [Teresa ríe] !¡Madre mía! Qué preciosidad este claustro. Buenas tardes. Mira, la serie de San Jerónimo de Valdés Leal. Me encanta. 'Ta fiera la composición, ¿eh? Sumamente compleja, ¿eh? Y la luz, los efectos de luces y sombras son impresionantes. ¿Cómo? Esta pintura que la pintó el pintor pa'l convento San Agustín y yo solía visitarlo. Pero no sabía que te gustaba el arte. ¿A mí? Yo soy de misa diaria y museo semanal. Bueno, semanal... Cada dos semanas, más o menos. Y entonces esta serie la conocerás ya muy bien, ¿no? Toda, todita. Entera. Sí. Mira, La Flagelación. Esta es la mejor, dónde va a parar. No, pero esto es San Jerónimo Azotado por los Ángeles. La Flagelación no parece que esté en esta sala. El San Jerónimo, pobretico, que no para de sufrir, ¿eh? [risa] Venga, vamos aquí a... esta mejor, ven. Buenos días, Luisa. Ángela. Buenos días. ¿Cómo estás? No tienes buena cara. Es que no sé cómo se ha atrevido a dar ese paso sin consultarme. Tiene que estar muy desesperado. Sí, desde luego. ¿Y si soy yo la que no quiere cambiar? ¿Y si soy yo la que me empeño en no avanzar? Y tampoco se lo permito a él. El venirme a vivir a la academia y dejar solo a Arcadio fue una equivocación. No lo hice bien, Ángela. Y ahora él quiere empezar su propia vida, pero yo no soy capaz de dejarle marchar. Temo que, si se va, se olvide de mí. Yo creo que mirar hacia adelante no significa olvidar. Él qué es lo que te echa en cara, ¿que no quieras vender la casa? [Luisa] Sí y que no lo haga ahora. Dice que es momento de hacer un cambio. Y... Si yo sé que lo hace por mí, por mi bien. Pero... Gracias por escucharme. Voy a... [música de tensión] [jadeos] Margarita. No es asunto mío, pero ¿estás bien? Sí. No es nada. Simplemente parece que no puedo controlar mis lágrimas por lo de Alicia. Si es que hasta su propia hermana está más entera que yo. Soy patética. Gracias. Creo que te debo una disculpa. ¿Eh? ¿Por qué? Pues por cómo hice las cosas contigo. Creo que no fui demasiado elegante. Y lo siento. Pues gracias por decirlo. La verdad es que no me siento del todo bien. Pero ya está olvidado, Tomás. Gracias. Por cierto, nunca me dijiste quién era la chica que te gustaba. Ya da igual. Desapareció de mi vida. [música sentimental] ¿Y esto? [piano] ¿Se puede saber qué hacéis aquí que no estáis en mi clase? Llevo cinco minutos esperando. Candela. Candela. Candela, para, por favor. ¿Qué ocurre? ¿Ocurre? Que hay clases de biología y no es momento para tocar el piano, ¿hmm? Yo, es que, si no le importa, voy a ir un poco más tarde. -[Luisa] A ver... -Doña Luisa. [susurrando] Es que no queríamos dejar a Candela sola. [piano] Muy bien, pues. Id yendo vosotras a clases, niñas. Candela, tú también. Si, es que solo me queda el final de la partitura. Candela, por favor. ¿Hmm? -!¡Candela! -!¡Candela! !¡Candela! -!¡Candela! -!¡Candela! No, no, no. Mejor dejarla sola. Necesitará su tiempo. Hemos intentado hablar con ella, pero no suelta una palabra sobre el tema. [Macarena] Lo único que hace es tocar esa melodía una y otra vez. Intenté razonar con ella, pero estaba como ausente. Y de pronto, salió corriendo. [Macarena] Hay algo más. ¿El qué? Pues que cuando habla de su hermana, se refiere a ella en presente. [Macarena] Como si siguiera viva. [Manuela] Adelante. Hola, Candela. Pasa, por favor. Siéntate. ¿Cómo estás? ¿Te ha costado mucho volver a la academia? Nada, todo bien, gracias. Me ha dicho Luisa que nos has querido ir a su clase. Bueno, ya la recuperaré en cuanto pueda. [Manuela] Claro que sí. No hay prisa. Pero no puedes abandonar la biología, con lo que te gusta y con lo que te has esforzado para estar al día. Ya le digo que la recuperaré en cuanto sea posible. Claro. ¿Te puedo preguntar a qué se debe ese repentino interés por el piano? -¿Qué tiene de malo? -Nada. No tiene nada de malo. Solo que nunca antes te había interesado. Bueno, pues ahora sí que me interesa. [Candela exhala] [Manuela] Candela. Ahora te viene un camino largo por recorrer. Pero quiero que sepas que no estás sola. Que la academia está contigo, todas tus compañeras, las maestras, yo. Gracias, doña Manuela. Yo ahora, por ejemplo, tengo más tiempo de lo normal. No sé si sabes que mi marido, Martín, y yo nos hemos separado. Así que yo también tengo mi camino por recorrer. Y, eh... ¿le echa de menos? Cada minuto. Igual que tú a Alicia, ¿verdad? Que tu hermana se haya tenido que ir así es horrible. Pero que te obsesiones con el piano no te la va a devolver. Ahora lo que tienes es un maravilloso recuerdo de ella. Para mí y para el resto de las maestras, conocerla fue un auténtico privilegio y estoy segura de que como hermana fue la mejor que nadie podría haber imaginado. Y el amor que tienes hacia ella va a perdurar para siempre. Pero poco a poco tienes que dejarla marchar. Si no, te vas a quedar estancada. Pero ¿quién se muere con 20 años? No te puedo contestar a eso. Es horrible y es injusto y me duele muchísimo no poder darte la respuesta. Solo te puedo decir que estamos aquí para todo lo que necesites, ¿de acuerdo? Gracias. [Manuela] Ven. [música sentimental] A mí me encantan los museos. Sobre todo, el de Bellas Artes. A ti no te gustan los museos. Pero no pasa nada, Ramón. Bueno, pero yo quería llevarte a uno porque los novios hacen cosas pa' que el otro esté contento. Y yo quiero que tú estés contenta. Eh, ¿novios? ¿Cómo que novios? Sí, ya ve, nos hemos besado. Porque nos hemos besado. Hemos salido juntos, estamos ya preparando la próxima. Eso en mi pueblo, o sea, aquí, es ser novios. ¿No somos novios? Somos amigos, que es lo más importante, ¿no? Nos encanta estar juntos, nos entendemos muy bien... -Pues eso, novios. -No, novios no. -¿Compañeros? -Yo con mis compañeros me voy a jugar a la petanca, no al museo. Pues llévame a jugar a la petanca. Tú todo te lo tomas a risa, ¿eh? Y yo creía que teníamos algo serio y bonito. Y pa' ti todo es ah, ji y ah, ja. [Teresa] No es "ji, ji, ja, ja". Tengo que trabajar. Pero, Ramón. [música sentimental] ¿De verdad te estás escapando de mí? Es que ahora mismo no sé ni qué decirte ni cómo relacionarme contigo. Pues como siempre, Ramón. Fumando, bebiendo, disfrutando el uno del otro. Y viendo lo que nos trae la vida cada día, no hace falta más. Ah, claro. Un día acá, un beso por aquí. Otro día otro por ahí. Luego nos vamos de paseo. Luego que no. Luego que si somos amigos. Luego que si somos compañeros. A mí me vas a perdonar, pero yo me tengo que ordenar la cabeza porque me la tienes hecha un sitio, ¿eh? [exhalación] [Teresa] Ven aquí. Ven. No te hagas un sitio, Ramón. Olvidémoslo. A mí me gustas así. No te esfuerces con museos ni con nada. Sí, pero a uno a veces también le gusta que le reconozcan sus esfuerzos, ¿eh? Y yo los reconozco. Pero cuando la cosa fluye entre dos personas no hace falta esforzarse. A las mujeres hay que seduciros todos los días. No. Lo que hay que hacer con cualquier persona es dejar que la cosa avance. Y si todo sale bien, pues se llegará a donde se tenga que llegar. Ah, o sea que hay que llegar a algún sitio. Compañeros de petanca de momento. Mira, ¿qué te parece si nos vamos a celebrar tú y yo? Seamos lo que seamos. Y nos vamos a la taberna y nos ponemos finos a finos. Me parece estupendo. Bien. Pues como es mi plan, invito yo. -Hombre, pero un caballero... -Shh. Ni se te ocurra terminar esa frase, Ramón. Muy bien. [murmullos] -Buenas tardes. -[hombre] Buenas tardes. Mire, es que estuve hace unos días viendo la casa y quería volver a verla. ¿Podría pasar? ¿Cómo dice, señora? Que me gustaría ver la casa de nuevo. Es que estoy indecisa. Una pregunta que quería hacerle. Si yo decidiera quedármela, ¿cuándo puedo hacer la mudanza? Pero ¿usted es la nueva inquilina, dice? No, no, no. Lo que quiero decir... A mí no me han dicho nada de que la hayan alquilado. Y he estado hablando con el dueño hace un rato, ¿eh? No. No, alquilarla no. Yo estoy hablando de comprarla. La casa no está en venta, señora. Está solo en alquiler. No, pero tiene que haber un error. Porque yo estuve aquí con mi hijo hace unos días para comprarla y la casa estaba en venta. Me parece que la han querido engañar. -¿Cómo dice? -Sí, por lo que se ve, han visto entrar y salir gente en la casa cuando estaba vacía, por eso el dueño me ha mandado a cambiar la cerradura. Pero si usted quiere, entre si le interesa alquilarla. Porque la casa nunca ha estado en venta. -Nunca ha estado en venta. -[hombre] No. ¿Quiere usted entrar? No. No, gracias. -Buenas tardes. -[hombre] Buenas tardes. [Luisa] ¿Real Fábrica de Tabaco? Sí, mire, quería preguntar por uno de sus trabajadores. Arcadio Pérez Fernández. Sí. Arcadio. Sí, espero. [exhalación] ¿Sí? Ah. ¿Que no tiene a nadie con ese nombre? Pero ¿usted ha mirado en el registro? Ah, no, que nunca ha trabajado allí. Muy bien. Muy amable, muchas gracias. Sí, buena tarde. [música sentimental] [murmullos] María Jesús, necesito hacerte una pregunta. Y te ruego que seas sincera conmigo. ¿Tú sabías que Arcadio nunca ha trabajado en la tabacalera? No es culpa suya. No ha dejado de buscar trabajo, pero no encuentra nada. Buscar trabajo. ¿De verdad te has creído esa historia? ¿Es que no te das cuenta? Mi hijo ha estado mintiéndonos desde el principio. Yo lo único que intento es apoyarle. Porque no le sale nada y porque no se merece tan mala suerte. [Luisa] María Jesús, por favor, no seas ingenua. Conozco a mi hijo perfectamente. Tú le has estado dando dinero, ¿verdad? Si él me pide dinero yo se lo doy porque lo va a utilizar mejor que yo y porque lo mío es suyo. Yo solo quiero que sea feliz. Toda esa ropa que se ha estado comprando era con lo que tú le dabas. Sí. Sí. Por eso no te venía bien poner el dinero para la corona de Alicia, ¿verdad? Él me quiere mucho y quiere verme feliz como yo a él. [Luisa] No. Nadie que te quiere ver feliz te miente durante meses y te explota de esa forma. Eso se llama abuso de confianza. Mi hijo se está aprovechando de ti. ¿Es que no lo ves? Arcadio es el hombre de mi vida y voy a hacer lo que sea por él. Niña, tú todavía no sabes lo que es el amor de verdad. Pero créeme... no se parece en nada a esto. [música sentimental] [jadeos] [sollozos] !¡Candela! [música sentimental] Buenas tardes. Buenas tardes. ¿Qué tal todo? Bien. ¿Todo bien por la tabacalera? Sí. Un día duro. Me gustaría hablar contigo a solas, hijo. He quedado ahora con María Jesús. No te preocupes, solo será un momento. Acompáñame. Por ahí. Esto es un adelanto por la venta de la casa. Eh, ¿eso es verdad, madre? Ayer firmé el contrato de compra venta. ¿De verdad? Es para ti. Para que vayas empezando. [Arcadio] Sabía que lo entendería. Si quieres, puedes pasar por casa a recoger tus cosas. Después quiero que te vayas. ¿Qué me vaya? ¿Qué me vaya a dónde? [Luisa] Que te marches de Sevilla. Lejos de mi vida y de la de María Jesús. He llamado a la tabacalera. Me han dicho que allí no trabaja ningún Arcadio. ¿Cómo has podido mentirme de esa forma? ¿Y la venta de la casa? También decías que lo hacías por mi bien. Y lo único que buscabas era quedarte con el dinero. Nosotros no te educamos así. Si tu padre viera en lo que te has convertido. ¿En qué me he convertido, madre? ¿En qué me he convertido? ¿Qué ves cuando me miras? ¿Qué quieres ver? ¿A mi padre? ¿A tu marido? No te gusta lo que soy, ¿no? No me separé de ti después de la muerte de mi padre, pero tú sí te fuiste. Yo también podría haberme ido. Me quedé aquí por no dejarte sola. Yo nunca te obligué a nada. Si soy culpable de algo es de haberme ido de tu lado por no poder soportar la pena de vivir sin tu padre. No quería ser una carga para ti. Pero he trabajado muy duro para que no te faltara de nada. Te he pagado los estudios, te he mantenido siempre. ¿Y tú qué has hecho aparte de explotarme? ¿Explotarte? ¿Explotarte? Yo lo único que he hecho toda mi vida es estar pendiente de ti. ¿Quién lo diría? Me miente con un trabajo que no tiene, con una casa que no está en venta. Y para colmo, te aprovechas de una pobre niña cuyo único error ha sido enamorarse de ti. Sé que no he sabido llenar el hueco que dejó tu padre, pero no me eches a mí la culpa de ser lo que eres. Eso lo hacen los cobardes. Yo no te he educado para que te conviertas en un egoísta, en un mentiroso y en un ladrón. Todo eso es mérito tuyo. Posiblemente yo habría seguido soportando tus abusos y tus maltratos porque soy tu madre. Ese es mi regalo y mi castigo. Pero lo que le estás haciendo a esa pobre niña, no, Arcadio, eso sí que no. No voy a consentir que la conviertas a ella también en objeto de tus miserias. ¿Dinero es lo que quieres? Toma, cógelo. Toma. Para ti. Cógelo. -Madre. -[Luisa] Cógelo. Madre. [Luisa] !¡Toma! No hace falta que te despidas de María Jesús. Ya mentiré yo por ti. Márchate. [música sentimental] [sollozos] [llanto] [murmullos] María Jesús. Doña Luisa, ¿ha visto a Arcadio? Es que me extraña que no haya llegado todavía. Contigo quería yo hablar. Es que ha tenido que irse a casa de sus abuelos urgentemente. ¿Con sus abuelos? Pero ¿ha pasado algo grave? Su abuelo, que se ha puesto enfermo. Y, y, y es su único nieto y claro, son muy mayores y necesitan ayuda con, con las medicinas y con los recados, ya sabes. ¿Por qué no ha venido para contármelo? Pues porque casi no le ha dado tiempo de hacer la maleta. Si ha sido todo muy rápido. Ya te digo. Pero tú no te preocupes. Aprovecha y sal con tus amigas. Que te dé el aire. ¿Hmm? De acuerdo. [música sentimental] [sollozos] [Candela llora] [música sentimental] [música sentimental] [conversaciones indistintas] Ya puedes abrirlos. [música sentimental] ¿Tengo que subirlo arriba? Vamos, Tomás, no seas flojo, hombre. Por aquí. Ponedlo por ahí, por encima de la cama. Eso. Tomás, pon las cosas aquí, encima de la cama. Está bien. Doña Luisa, estoy [inaudible] No seas exagerado, Ramón, hijo. Bueno. Pues muchas gracias, caballeros. Ya está todo, ¿no? Sí. Ya está todo lo que necesito. Bueno, pues venga. Hasta luego, ¿eh? -Buenos días. -Buenos días. [exhalación] [música sentimental] [Doña Manuela] Ni tú ni yo estamos de acuerdo con el rumbo que ha tomado esta institución. Es evidente que ya no puedes con todo esto. [Teresa] Estamos hablando de Manuela, es nuestra amiga, nuestra directora. Doña Manuela, ¿va usted a volver a la academia? A esto se le llama traición. ¿Qué es todo esto? Todas las cartas que le ha estado mandando tu amigo el portugués. No tiene que darme explicaciones. Usted sabrá. Manuela. ¿Cuándo has llegado? ¿Se puede saber qué hace usted aquí? Quería preguntarle por Arcadio. Quería saber si puedo llamarle a casa de su abuelo. [David] Cualquier castigo es poco en comparación al que te corresponde si todo saliese a la luz. En la cárcel nunca más los verías. [Ángela] Hice algo horrible para David y para los niños. [Doña Manuela] Enrique es el hombre indicado. Vas a tener una vida plena. [Flavia] Me da la sensación de que me tratas como si yo fuese la culpable de que estuvieses aquí con ese mono de trabajo. -Pues un poco sí. -[Flavia] ¿Perdona? ¿Me echarías una mano? Claro, Margarita. [jadeo] Me lo regaló mi padre. El último regalo que me hizo antes de retirarme la palara. ¿Te estás viendo con otro? [Manuela] No es asunto suyo. [sollozo]