Hemingway recibió financiación considerable de la Better Angels Society y de sus miembros, el fideicomiso Elizabeth Ruth Wallace, John y Leslie McGowan, John y Catherine Debs, el fondo caritativo de la familia Fullerton, la fundación de la familia Kissick, Gail Elden, Gilchrist y Amy Berg, Robert y Beverly Grappone y Mauree Jane y Mark Perry. Se recibió financiación adicional de la fundación Annenberg, de las fundaciones Arthur Vining Davis, de la Corporación para la Difusión Pública y de contribuciones a este canal de PBS de espectadores como usted. Gracias. [música suave] Hemingway: "Cuando despertó supo que había perdido "la conciencia por la noche "y después de desayunar descargó su pistola "y puso el cargador lleno en un cajón "y la pistola en otro. "Después de eso comenzó a escribir. "Ahora iba a su bote por la noche, más que todo, "si bien algunas noches estaba en el norte de Michigan "donde había vivido durante su infancia. "Esta era la primera vez que estaba realmente despierto "de noche "y que no podía salir del sueño. "Sabía que había perdido la conciencia, "pero no le importaba mientras pudiera escribir de día. "Lo que le pasara no tenía importancia para él "mientras pudiera escribir. Escribió bien ese día". Locutor: HEMINGWAY ♪ Narrador: El 17 de mayo de 1944, Ernest Hemingway llegó a Londres a cubrir para la revista Collier's la invasión de Francia por parte de los aliados, que ocurriría en menos de tres semanas. Tenía 44 años, pero parecía mucho mayor y sentía que la suerte que lo había ayudado a sobrevivir dos guerras no lo acompañaría esta vez, y culpaba a su tercera esposa, Martha Gellhorn, por haberlo forzado a viajar. Gellhorn todavía estaba en el mar, en camino a Inglaterra para cubrir el conflicto. Una vez instalado en su habitación del segundo piso del Hotel Dorchester en el elegante distrito de Mayfair, Hemingway se halló en el centro de la atención y rodeado de gente jovial. Otros corresponsales, pilotos de la Fuerza Aérea y operarios de la clandestina Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos, la OSS, gravitaban a su alrededor. Un mediodía se detuvo en la mesa del dramaturgo Irwin Shaw y le pidió que le presentara a su compañera, una corresponsal de Time y Life de 36 años llamada Mary Welsh. Su segundo esposo, un periodista australiano, estaba fuera del país y en el Londres de la guerra la cortejaban simultáneamente Shaw y varios otros hombres. Hemingway se unió a la manada. Una noche al volver en auto de una fiesta por las oscuras calles de Londres, el conductor de Hemingway no vio un tanque de agua y chocó. Las rodillas de Hemingway resultaron heridas. Su cabeza se estrelló contra el parabrisas y esto le causó otra contusión grave. "Se le abrió el cráneo", contaba su amigo Robert Capa, "y tenía la barba llena de sangre". Cuando Martha Gellhorn finalmente llegó a Londres y fue a verlo al hospital, estalló de risa al verlo con sus amigos tomando whisky en la habitación, con la cabeza envuelta en vendas. Estaba segura de que no había pasado nada grave. "No tenía aspecto de estar enfermo para nada", recordaba. Este no era el comportamiento apropiado mientras el mundo estaba en guerra. "Esto terminó", dijo, y salió enérgicamente de la habitación. Le escribió a su hijo Patrick. Hemingway: "Con la cabeza toda golpeada "y terribles jaquecas, etc., "no quiso hacer por un hombre ni lo que haríamos nosotros "por un perro. "Cometí un grandísimo error con ella "o cambió mucho o tal vez las dos cosas, "pero, sobre todo, lo segundo. "Me molesta perder a alguien tan adorable "y a quien le enseñamos a disparar "y a escribir tan bien. "Pero ya tiré la toalla con ella y me agradaría no volver a verla nunca". Verna: Simplemente no logró digerir el hecho de que ella lo hubiera dejado a él. Hemingway nunca se sobrepuso realmente. Se guardó esa furia contra ella el resto de su vida. Narrador: Mary Welsh, quien llegó al hospital con un ramo de tulipanes y narcisos, lo trató con mucha más simpatía. De hecho, la herida de Hemingway era mucho más grave de lo que parecía, un hematoma subdural, que sangraba entre el cerebro y el cráneo. Como consecuencia, por once meses, todo el tiempo que pasaría en Europa cubriendo la guerra, tendría la vista nublada, silbidos en los oídos y jaquecas recurrentes y le costaría recordar palabras y escribir de forma legible. Sin embargo, Hemingway fue dado de alta del hospital en solo cuatro días, y continuó cortejando a Mary Welsh. "No te conozco, Mary, pero quiero casarme contigo", le dijo antes de abordar el ferry de infantería en que atravesaría el canal de la Mancha el día D. "Quiero casarme contigo ahora y espero casarme contigo algún día. Algún día, quizá tú quieras casarte conmigo". EPISODIO 3 La página en blanco 1944-1961 Hemingway: "Avanzamos hacia tierra "en la luz gris de la madrugada "y los barcos de acero en forma de ataúdes "de 36 pies "recibían sólidas láminas verdes de agua "que caían sobre los cascos "que cubrían las cabezas de las tropas, "hombro a hombro en el compañerismo rígido, "torpe, incómodo y solitario de los hombres que van a la batalla". Narrador: A pesar de tener la cabeza palpitante y las rodillas golpeadas, Hemingway descendió por una escalera de cuerda hacia una lancha de desembarco que flotaba en el flanco izquierdo de la playa de Omaha, donde 34.000 soldados estaban por tocar tierra. Pero a los corresponsales no se les permitía llegar a la costa; él tuvo que permanecer en la lancha y observar desde allí a los hombres vadear por las olas bajo el mortal fuego alemán. Hemingway: "En la playa de la izquierda "donde la ribera de guijarros no ofrecía protección, "la primera, la segunda, la tercera, "la cuarta y la quinta ola yacían donde habían caído, "y se veían como un montón de bultos pesados "sobre la planicie pedregosa entre el mar y el primer refugio". Narrador: Mil tropas de los aliados morirían ese día. Por la noche, Hemingway ya estaba de vuelta en su habitación de Londres. No le agradó saber que Martha Gellhorn había logrado ir más lejos que él: había llegado a la playa de Omaha. Se escabulló en un bote médico, se encerró en un baño y fue a tierra con los equipos de primeros auxilios que iban a socorrer a los heridos. Entregó su artículo antes que él y había visto y vivido mucho más de la matanza que él, pero cuando salió la nueva edición de Collier's, en la portada solo estaba el nombre de él. Narrador: En las semanas siguientes al día D, Hemingway acompañó a pilotos de la Fuerza Aérea en misiones de bombardeo, pero a pesar de haber volado en medio de disparos del enemigo, se sentía muy alejado de lo que estaba sucediendo en tierra francesa. Hemingway logró que lo asignaran brevemente al Tercer Ejército del general George Patton, pero le desagradaba el presumido comandante y l le interesaba poco la guerra blindada. Luego, logró liberar una moto alemana con sidecar y mientras iba por una vía desprotegida el enemigo le disparó con un arma antitanques. La explosión lo lanzó a una zanja donde se golpeó la cabeza contra una roca y sufrió otra contusión grave. Las tropas enemigas estaban tan cerca que alcanzaba a oír lo que decían. Permaneció escondido hasta que se hizo de noche por temor a que lo capturaran. Narrador: Finalmente, se hizo un hogar con el regimiento 22 de la Cuarta División de Infantería, los "Double Deuces", liderados por el coronel Charles "Buck" Lanham, que se convertiría en su amigo para siempre. Lanham contaba sobre la primera vez que vio a Hemingway observando la lucha callejera en un pueblo normando. "Ernest estaba un poco empinado, como siempre. Como un luchador. Como un gato grande. Tranquilo. Relajado. Absorto. Concentrado. Atento. Pendiente de todo". Cuando residentes del pueblo confundieron a Hemingway con un agente y le dijeron que había tres hombres de la SS escondidos en un sótano, gritó una advertencia y lanzó tres granadas por las escaleras. La gente del pueblo, agradecida, le regaló dos mágnums de champaña. Durante un tiempo, él y un grupo cambiante de corresponsales se hospedaron en un hotel del monte San Michel, desde donde salían todos los días a observar la guerra y volvían por la noche a cenar y a beber. Entre ellos estaban Charles Collingwood de la radio CBS, A.J. Liebling de The New Yorker y el director de cine John Ford. El Convenio de Ginebra había prohibido que los corresponsales se unieran al combate. Pero Hemingway prestaba poca atención a las reglas. Con el soldado "Red" Pelkey en el volante, viajaba a todas partes en un jeep lleno de mapas, fusiles y granadas. Algunos periodistas lo admiraban por ello, otros no lo soportaban. "Era solo un periodista como nosotros, pero se creía el segundo Jesucristo", dijo uno. A finales de agosto de 1944, las fuerzas estadounidenses avanzaban hacia París y Hemingway se encontró con el coronel David Bruce, un viejo amigo que ahora formaba parte de la OSS. De alguna forma logró convencerlo de que lo dejara comandar una banda de miembros de las Fuerzas Francesas Libres del pueblo de Rambouillet, que controlaba una de las dos principales vías que llevaban a París. El 24 de agosto, Hemingway se unió al Ejército francés en su marcha triunfal hacia la capital, armado con la inteligencia que él, Bruce y sus fuerzas irregulares habían obtenido sobre la defensa alemana. Hemingway, al ver París por primera vez recordó: "Algo se me atoró en la garganta y tuve que limpiar mis anteojos porque allí, frente a nosotros, gris y siempre hermosa se extendía la ciudad que más amo en todo el mundo". Mujer: Ernest Hemingway nos liberó. Ernest Hemingway fue el primer estadounidense que vimos, que conocíamos que llegó a París. Llegó con los primeros, con el general Leclerc. Escuché un ruido en la calle en rue de l'Odéon y miré por la ventana y vi una fila de jeeps que llevaban hombres y después escuché los llamados de la gente: "Sylvia, Sylvia", y escuché un vozarrón que decía: "Sylvia, Sylvia" y eran Ernest Hemingway y sus hombres y bajé rápido las escaleras y me alzó y me hizo girar y girar. Narrador: Pero aún quedaban focos de resistencia alemana. Sylvia: Luego dijo: "¿Qué puedo hacer por ustedes?" Y dijimos: "!¡Libéranos! !¡Libéranos!" Porque el enemigo seguía disparando desde los tejados. Y la resistencia disparaba también desde los tejados y esto no paraba ni de día ni de noche. Y Ernest Hemingway dijo: "Ah, sí" y entonces subió con sus hombres y todos subieron al tejado y escuchamos muchos tiros durante unos minutos y después se detuvieron para siempre. Ya no hubo más tiroteos. Luego le preguntamos a Ernest Hemingway si se quedaría a tomar algo con nosotros y dijo: "Oh, no, tengo que ir a liberar el sótano del Ritz". Narrador: Hemingway, el coronel Bruce y su pandilla se dirigieron hacia el Ritz, que era el hotel favorito de Hemingway antes de la guerra. Allí los saludó el barman con cincuenta martinis seguidos de lo que Bruce recordaba como una "espléndida cena". Tan pronto pudo, Mary Welsh llegó de Londres y se mudó a su habitación en el Ritz. Hemingway le escribió a su hijo Patrick que ahora tenía una nueva compañera, una "buena chica", que lo había cuidado "durante su peor momento. Creo que te agradaría". La llevó por París a ver los lugares que él y su primera esposa Hadley adoraban, le dijo que sin importar cuántos hombres la habían amado, él la amaba más, y hablaba de la nueva familia que quería empezar con ella. Tenía tres hijos y quería desesperadamente una hija. Mary estaba menos segura de su futuro junto a él. Ella recordaba que Ernest era tan apasionado e insistía en tal devoción que a veces se sentía abrumada. Podía ser dulce y amable, pero también era impredecible y de mal humor. Y bebía demasiado; cuando ella se quejó de que él y sus amigos ebrios del regimiento 22 estaban haciendo mucho ruido, él le dio una bofetada. Después le pidió disculpas y juró que nunca volvería a suceder. Pero otra noche colocó una fotografía de su esposo ausente en el inodoro y la voló en pedazos con un revólver automático. Quebró la porcelana e inundó los pisos inferiores. Mary solo accedió a tratar de vivir con él cuando la guerra terminara. Susan: Siempre tenía que tener una esposa. Odiaba estar solo y que Mary dudara, que quisiera que dejara de beber antes de comprometerse. Lo llamaba "sobrebeber". Narrador: Un día de otoño, un sargento primero que había escrito algunos cuentos cortos golpeó a la puerta de la habitación de Hemingway. No lo conocía y no sabía cómo lo recibiría, pero Hemingway lo hizo entrar y le sirvió un trago. Hemingway había visto uno de sus cuentos publicados, pidió ver otro, le gustó y le escribió una carta en que se lo decía. Después, el joven le contó a un amigo cuán emocionante había sido el suceso. Dijo: "Hemingway es un buen tipo, modesto con su propia eminencia y asombrosamente "suave" a pesar de la dureza de su célebre estilo". Jerome David Salinger nunca olvidaría la amabilidad y la generosidad de Hemingway. A finales de otoño, Hemingway se unió al regimiento 22 de Buck Lanham en su avanzada hacia la frontera alemana, donde las defensas eran feroces. Una noche, él, Lanham y otros diez hombres cenaban en una granja cuando una bomba de cañón de 88 milímetros entró por un muro y salió por el otro sin explotar. Los hombres corrieron hacia el sótano, temiendo un segundo disparo. Hemingway siguió comiendo. A mediados de noviembre, el regimiento 22 entró al bosque de Hürtgen. La batalla por estas 70 millas cuadradas de árboles perennes al sur de la ciudad alemana de Aachen llevaba dos meses. Daba terror la lucha allí. Había árboles de 100 pies de altura y solo un par de caminos minados y vigilados meticulosamente por francotiradores alemanes. También bombas que explotaban sobre las copas de los árboles y proyectaban metralla y estacas de madera hacia los hombres que se refugiaban en tierra. Hemingway: "Era un compacto bosque de abetos... "y las explosiones los destrozaban "y los rasgaban y las astillas de los proyectiles de árbol "parecían jabalinas a la media luz del bosque "y los hombres gritaban y pedían que se levantara "la maldición de la oscuridad del bosque y disparaban y mataban alemanes y avanzaban". Narrador: La cantidad de estadounidenses muertos fue escandalosa. El regimiento de Lanham debía capturar un solo pueblo y 6.000 yardas de bosque; 2.733 hombres murieron tratando de cumplir esa misión. Lanham recordaba que, durante un tiroteo de violencia particular, "los hombres disparaban y avanzaban y se caían y disparaban. Luego vi a Ernest. Se movía con la ola general pero no lo vi caer ni una vez. Y esta vez no quedó la menor duda de que estaba armado y de que iba a utilizar esas armas", dijo Lanham. Hemingway había estado presente en varias guerras, pero esta era la primera en que participaba como verdadero soldado de combate. Para él era vigorizante disparar una ametralladora junto a las tropas. Esa noche le escribió a Mary que el terror que había sentido al volver al campo de batalla se había dispersado de repente. Hemingway: "¿Recuerdas que me asustaba la batalla "antes de todo esto? "Pero después, entre ayer y el día anterior, "como un regalo, "recobré la vieja sensación de inmortalidad que sentía "cuando tenía 19 años "en medio de un horrible tiroteo, "no el cálculo temeroso de posibilidades "ni el furioso sentimiento de "no me importa nada" "ni el de "acabemos con todo", sino la propia sensación que solía impulsarnos". Narrador: Pero ya había sido suficiente. Dejó la guerra y volvió a su casa en Cuba. Las imágenes del bosque de Hürtgen, un perro desmembrando el cuerpo de un alemán carbonizado, el cadáver de un soldado aplanado por tanques y otros vehículos, lo atormentarían en sueños el resto de su vida. Hemingway: "2 de abril de 1945. "Querido Buck: No es nada simple dejar el regimiento 22. "Es probable que suene a cursilería, "pero anhelaba y anhelo estar con el regimiento "y te extraño muchísimo, Buck. "Me importa un carajo escribir. "Tendré que superarlo. "Supongo que lo haré. "He superado el resto de las cosas. "Es evidente que hoy estoy deprimido. "Extraño tanto a Mary que me siento enfermo. "Antes, siempre solía haber algún problema "con los "Double Deuces" "o alguna batalla cuando no estaba con ella y podía contar contigo". Narrador: En la primavera de 1945, mientras esperaba la llegada de Mary Welsh a la finca, su casa en las montañas con vista a La Habana, Ernest Hemingway temía no poder volver a escribir. Susan: Cuando volvió a casa después de la guerra, creo que cargaba con mucho trauma y había visto demasiadas cosas que no podía dejar de ver. Además, era alcohólico y ¿qué hacen los alcohólicos cuando hay cosas en la vida que no pueden olvidar? Beber y le escribía a Buck Lanham: "Tengo que beber para dormirme por las noches. Bebo cuando me despierto. Tengo que dejar de beber y si no, Mary no vendrá a casarse conmigo". Es decir, es un desastre. Mary: El problema del alcoholismo, y no sé por qué sucede esto, es que comienzas a mentir, sobre todo, a ti mismo. Te mientes a ti mismo y tratas de dejar la bebida con diferentes métodos. Tomas solo cerveza, solo vino, solo después de las cinco, solo antes de las cinco. Pero, por su masculinidad, por su estoicismo, Hemingway estaba perdido de alguna forma. Narrador: Mary terminó por llegar a La Habana. Se había tomado un año sabático de su trabajo en Time. Estaba enamorada de Hemingway, pero no estaba segura de querer casarse con él. [música suave] ♪ Él se aseguró de que ella tuviera clases de español para que pudiera manejar la finca, le enseñó la pesca de profundidad para poder pescar con ella, la animó a renunciar del todo a su trabajo para poderse dedicar a él por completo como sus primeras dos esposas y no como Martha Gellhorn. Hemingway quería que su esposa fuera "completamente obediente y que tuviera sexualidad flexible", confesó ella en su diario. A ella le gustaba la parte sexual; se cortó el pelo y se lo tiñó de rubio platinado porque a él le gustaba y a veces fingía que era un niño y que él era una niña. Él también se tiñó el pelo. Mary: Me parece muy valiente hablar de las preferencias sexuales. Él tenía una cosa con la androginia. Y le gustaba intercambiar papeles en la cama. Le dijo a Mary: "Vamos a jugar. Te voy a llamar Pete, tú me llamarás Catherine". Van y vienen con estos juegos. Y se divierten con ello y no estoy segura de qué hacen en la cama, pero de alguna forma ella satisface ese intenso deseo de jugar con los papeles sexuales de ese modo. Él tuvo que armarse de valor. Y de cierta forma, él quería ser una mujer que amaba a otra mujer. Todas estas cosas se dan en un espectro, ¿no? Pero entonces era inaudito. Narrador: Escribió: "En la cama es con seguridad mejor que cualquier otro hombre". Pero le fastidiaba lo que ella llamaba su "dictadura". Le disgustaban sus discursos sobre cómo debían hacerse las cosas, detectaba el fantasma de Martha Gellhorn en todas las habitaciones de la casa y se sentía desconectada de sus amigos y de su vida anterior. "Nada es mío", escribió. "El hombre se pertenece a él mismo con varios anexos: su escritura, sus hijos, sus gatos. La franja de cama donde duermo no es mía". Mary Welash: "Solo puedo concluir que sería una idiota "de quedarme aquí y casarme con Papa. "Mejor me voy cuando irme es posible y puedo hacerlo sin demasiado rencor". Narrador: Pero se quedó y en la primavera de 1946, después de que los dos se habían divorciado legalmente, Mary Welsh se casó con Ernest Hemingway. Recordaba ella que antes de la boda era "un ser" y que después se convirtió en "un apéndice". Una y otra vez la unión siguió el mismo patrón turbulento. Él la insultaba o la humillaba. Ella lo amenazaba con partir. Él le rogaba que se quedara y a veces la amenazaba con matarse si se iba. Se reconciliaban en la cama y el ciclo comenzaba de nuevo. En broma, Mary se autodenominaba a veces "la breve esposa feliz de Ernest Hemingway". Edna: Quizá los escritores desmejoran con la edad porque viven en el temor permanente de que han perdido su don. Esto empeora con la edad. A los cuarenta años, en la juventud y hasta los cuarenta, los espasmos del famoso cliché de la página en blanco pasan en una mañana: el escritor se levanta y piensa, "Ah, una línea, solo una línea y ya está". Eso no pasa tanto en la vejez. No tanto. Hace falta mucha perseverancia. Narrador: La escritura de Hemingway no iba bien. Habían pasado seis años desde la publicación de Por quién doblan las campanas. Pasarían cuatro años más antes de que lograra publicar otra novela. Solo tenía 46 años, pero para los críticos ya era una reliquia de los años veinte. Cuando aspirantes a biógrafos lo contactaban, los ahuyentaba. Le molestaba la implicación de que su carrera llegaba a su fin. Tenía grandes ambiciones: una obra de tres volúmenes sobre los años de guerra que comenzaba en Bimini en 1936 y terminaba con la batalla por el bosque de Hürtgen. Pero, tras la aparición de novelas de guerra escritas por autores más jóvenes, Irwin Shaw, John Horne Burns, Norman Mailer, todos con influencia de él, comenzó a preguntarse si los lectores querrían leer sobre su guerra. Sus planes de tener una nueva familia tampoco dieron resultado. Mary tuvo un embarazo ectópico y casi se desangra. Hemingway recibió la indicación de despedirse. Sin embargo, forzó a un médico a hallar otra vena y a administrarle plasma. Mary sobrevivió, pero le dijeron que no podría tener hijos. Hemingway nunca tendría la hija que deseaba. Ahora también tenía problemas con sus hijos. Susan: Se entretenían mucho con su papá y lo querían muchísimo. Pero al mismo tiempo, pasaron largos periodos de sus vidas sin su padre. Era increíblemente exigente y estricto y a veces era verbalmente abusivo con ellos. Narrador: Estaba orgulloso del récord de guerra de su hijo mayor Jack. Bumby había entrado a la Oficina de Servicios Estratégicos, había llegado en paracaídas a Francia, lo habían herido y había estado en un campo de prisioneros alemán, pero a su padre lo impacientaba su aparente incapacidad para decidir qué hacer en tiempos de paz. Gregory, el menor, tenía un secreto. Había comenzado cuando Gregory era un niño pequeño. Durante las frecuentes ausencias de sus padres, hallaba la calma y cierta emoción al frotar las medias veladas de su madre contra su mejilla, al principio, y poniéndoselas él mismo, después. Su padre lo sabía: "tiene el mayor grado de oscuridad de la familia excepto por nosotros dos", le había dicho a la madre de Gregory, Pauline, pero esperaba que se desvaneciera con la edad. Patrick: Mi hermano me explicó una vez lo maravilloso que era vestirse de mujer. Era una cosa increíble, lo mejor que podía experimentar. Y yo me decía: "para mí, no", si bien era comprensivo con él. Pero era una situación intolerable para él por ser el hijo de quien era el hijo. Creo que por eso era tan terrible. ¿Hoy en día a quién le importaría eso? Narrador: Pero su hijo del medio, Patrick, era una preocupación mayor. En verano de 1947, mientras estaba con su padre en Cuba, tuvo un ataque psicótico severo. Los doctores lo atribuyeron a una contusión en la cabeza que había sufrido hacía poco. Patrick se arrancaba la ropa, se negaba a comer, maldecía y golpeaba a cualquiera que se le acercara. Patrick: Es difícil saber qué fue lo que me ocurrió. Si miramos los síntomas fue una extrema esquizofrenia. Solo que la gente nunca supera la esquizofrenia, ¿no? Eso creo yo. Narrador: Hemingway se negó a internar a su hijo y durante tres meses fue su enfermero dulce y compasivo y durmió cuatro horas por noche en el suelo en la puerta de la habitación de Patrick. La madre de Patrick, Pauline, también fue a Cuba a cuidarlo, y ella y Mary se hicieron amigas como dos "alumnas" de lo que llamaban la "Universidad Hemingway". Patrick terminó por recuperarse gracias a un psiquiatra alemán que lo sometió a terapia por electrochoques. Narrador: En diciembre de 1948, los Hemingway estaban de viaje a una hora en bote de Venecia, en lo que Mary esperaba fuera una luna de miel muy aplazada. Sin embargo, Hemingway, de barba gris y maltrecho, aún bebiendo demasiado, con un silbido constante en los oídos y la tensión sanguínea extremadamente alta, conoció a Adriana Ivancich, una italiana de 18 años de una familia de la aristocracia, y se enamoró perdidamente de ella. Acababa de salir de un colegio de monjas y era buena lectora, aunque no había leído nada de Hemingway, y le gustaba escucharlo hablar en el Harry's Bar y mientras paseaban juntos por Venecia. La llamaba "hija" y le pidió que lo llamara "Papa", pero también le dijo que le rogaría que se casara con él si no supiera que iba a decir "no". Mary: Y fue un fuerte golpe para él que ella no se haya enamorado de él. Cada vez que ha deseado a una mujer, ya estaba. La tenía. Podía, deshacerse de su esposa y tomar a la nueva. F. Scott Fitzgerald dijo que "quería una nueva esposa para cada libro", pero Adriana fue diferente para él. Narrador: A Mary le inquietaba que su esposo estuviera "tejiendo una red que lo podría enredar y herir", pero Adriana se convirtió en el modelo del objeto de deseo de la novela que finalmente había empezado a escribir: Al otro lado del río y entre los árboles. Su protagonista, inspirado en parte por Buck Lanham, es un moribundo coronel de infantería estadounidense de 50 años lleno de recuerdos de los horrores que ha visto en dos guerras. Pasa sus últimos tres días en Venecia, donde hace el amor con una chica de 18 años que Hemingway llama "Renata"; "renacida" en italiano. A su regreso a Cuba, comenzó a escribir como un poseso. Tenía casi 50 años, pero le dijo a su editor que ese verano había escrito como si hubiera vuelto a tener 25. Tobias: Creo que nunca le molestó que lo confundiéramos con sus personajes, pero creo que ya había asumido que la identificación era tan completa que tenía que inventar una figura romántica y viril del coronel Cantwell con la amante italiana. Hemingway: "Entró a la habitación; "brillante en su juventud "y su belleza de paso alto y largo "y en el desenfado que el viento había hecho con su pelo. "Tenía la piel pálida, casi color oliva, "un perfil que habría roto el corazón a cualquiera "y el pelo oscuro, de textura viva, le colgaba sobre los hombros". Narrador: Hemingway se había convencido de que estaba escribiendo mejor que nunca. No era cierto. Hemingway: "El viento estaba muy frío "y les azotaba el rostro "pero bajo la manta no había ni viento ni nada, "solo su mano arruinada que buscaba la isla del gran río "de bancos altos y empinados. "-Por favor no te muevas. -dijo la chica- "Después muévete mucho. "El coronel, bajo la manta en el viento, "con el saber de que es solo "lo que un hombre hace por una mujer "lo que retiene, "salvo por lo hecho por la patria de su padre "o de su madre, como sea que se entienda la lectura, prosiguió". Mary: Pensó que estaba alcanzando una especie de perfección y abundancia en su prosa, pero lo que estaba escribiendo era Al otro lado del río y entre los árboles. Narrador: También actuaba de forma extraña; disparaba cartas llenas de relatos cada vez más descabellados y fantochadas irracionales. Le gustaba decir que todos los escritores mienten, especialmente cuando han bebido unos tragos. Sin embargo, ahora afirmaba que cuatro de sus ancestros habían luchado en las Cruzadas, que su tatarabuela era una indígena cheyene del norte, que él mismo tenía cuatro romances simultáneos con cuatro condesas venecianas, que había sido herido 22 veces y que había matado a 122 hombres armados, ya en cinco guerras diferentes. A sus amigos les preocupaba lo que le estaba pasando. Aunque siempre había sido de humor volátil, ahora tenía cambios de ánimo violentos. Mary: Cae en una manía tan evidente: piensa que este libro terrible es lo mejor que ha escrito y se enamora de forma inapropiada, pero también cae en depresiones. Y cuando estaba deprimido era mezquino. Narrador: Desapareció en La Habana un día y llegó a almorzar en el Pilar del brazo de una prostituta de 17 años. Mary Welsh: "Querido Ernest: "Tan pronto como pueda mudarme de aquí, me iré. "Tal vez sea ambiguo "que explique mis razones para irme, "pero las escribo porque creo que esta vez "debes tener la oportunidad "de saber exactamente lo que siento "por este matrimonio. "Comenzó en 1944 "en la cama en el hotel Ritz de París "y mis propias razones fueron dos: Yo pensaba "que tú eras un hombre derecho y honorable y valiente "y sentía una atracción magnética por ti. "Y porque, si bien sospechaba de que bebieras tanto, "decías con tanta frecuencia "que tu deseo principal era ser bueno y un adulto "y vivir tu única vida de forma inteligente. "Te creí y creí en ti. "Tu falla principal es que, "sobre todo por haber acumulado tanto ego "y por tus lapsus de bebida excesiva "cada vez más frecuentes, "no has sido el buen hombre que decías querer ser. "Tanto en privado como en público "me has insultado a mí y a mi dignidad como ser humano "y como mujer dedicada a ti "y has degradado el orgullo que sentía por ti "frente a amigos. "Creo que ya debemos admitir los dos que este matrimonio "es un fracaso. Por eso, pongámosle fin". Narrador: Hemingway respondió: "Quédate conmigo, gatita. Espero que decidas quedarte conmigo". Mary sí se quedó con él, pero nada cambió entre ellos. Pocas semanas antes de la publicación de su muy esperada novela sobre Venecia se tropezó abordo del Pilar y se golpeó la cabeza nuevamente. Después, le escribió a un amigo que había alcanzado lo que llamó un "mal punto bajo". Dijo que se había "sumergido un largo tiempo en las profundidades de la corriente del Golfo. Todo era muy agradable allí y tuve la tentación de quedarme. Pero uno debe ser un buen ejemplo para sus hijos y etc.". Cuando se publicó Al otro lado del río y entre los árboles en septiembre de 1950, fue un best-seller de inmediato. Sin embargo, no era la gran novela de la Segunda Guerra Mundial que esperaban los críticos y tuvo las peores reseñas de su carrera. Dijeron que el libro era sentimental, vergonzoso e incluso deplorable. Según el Saturday Review of Literature: "No solo es la peor novela de Hemingway, es una síntesis de todo lo que está mal en sus obras pasadas y da un dudoso augurio del futuro". Martha Gellhorn halló el libro "enfermizo". "Me da náuseas", le dijo a una amiga. "Suena demencial y huele terrible, como a descomposición". Susan: Al otro lado del río y entre los árboles salió y recibió las peores reseñas imaginables. La gente dice que es "sentimental", dicen que Hemingway dejó de existir, que el libro es tan malo que hay que cuestionarse sobre toda su carrera. Hemingway dejó de existir. Es un desastre. Es un desastre, y no hablo de cuando hacen el amor en una góndola mientras los pájaros vuelan. Michael: Algo comienza a suceder en los años cincuenta: puede ser fama, exceso de bebida, exceso de exceso. Constantemente se le mide la tensión. Hay una inquietud por la mortalidad en Hemingway de la que siempre estuvo al tanto, como todos, pero que no conocemos hasta que algo como una enfermedad comienza a surgir. Hasta cierto punto, para alguien así de vibrante, creo que tuvo cierto impacto. Y tuvo que haber pensado en la bebida y en la historia de enfermedad mental de su familia. Tuvo que haber pensado en su padre. Narrador: A principios de 1951, el editor de Hemingway Charles Scribner le envió borradores de una novela de la Segunda Guerra Mundial llamada De aquí a la eternidad de un joven escritor llamado James Jones esperando que Hemingway escribiera una nota publicitaria. Después de luchar en el Pacífico, Jones había desertado durante la Segunda Guerra Mundial y le habían concedido la baja honorable por razones psiquiátricas. Su protagonista también desertó. Hemingway le dijo a Scribner que había odiado el libro. Si bien su propio héroe de Adiós a las armas había desertado, Jones era un cobarde, un quejumbroso, un tipo cansado de la batalla, que seguramente se iba a suicidar cuando viera la realidad. Era seguro que el libro "iba a hacer un gran daño a nuestro país". Hemingway: "Es probable que deba releerlo de nuevo "para darte una respuesta más cierta, "pero no tengo que comerme todo un plato de costras "para saber que son costras, "ni chupar un forúnculo para saber que es un forúnculo, "ni nadar en un río de mocos para saber que son mocos. "Espero que se mate "siempre y cuando no perjudique sus ventas "ni las tuyas. "Si le hicieran un té literario "podrían pedirle que se tome un balde de mocos "y que chupe el pus de la oreja de un negro muerto. "No habría hablado de él si no me lo hubieras pedido. "Ahora me siento tan sucio como cuando leo su libro de mierda". Tobias: Ah, sí. Es otro de los misterios: ¿por qué el escritor más famoso de los escritores se pudo haber sentido tan... inseguro en su posición y entabló esa lucha y necesitó defenderse de los otros escritores como si lo hubieran desafiado? ¿Por qué no dijo simplemente que no le gustó ese libro, que no sabría qué decir al respecto y listo? Pero no. Marc: El hecho de que denigrara a otro escritor no me sorprende para nada, pero la violencia, sí. Los epítetos raciales, esto es algo que él sabía que probablemente se publicaría en algún momento. Sí, complica las cosas inmensamente. No estoy seguro de qué decir, de cómo justificarlo. No sé si es posible justificarlo. Abraham: Todos tenemos fallas profundas. Hemingway, la complejidad de su naturaleza es algo que nunca resolveremos con una sola frase breve. No podremos explicar sus horribles cartas. Nunca podremos perdonarlo por las cosas horribles que dijo sobre personas, las palabras que empleó con el único fin de hacer daño. Pero así es. Andrew: En Cuba, solía ensayar un suicidio ante sus amigos. Invitaba a amigos a cenar y ponía su rifle en el suelo, ponía el dedo gordo del pie en el gatillo y se ponía el cañón contra el paladar y todos escuchaban el ruido del clic. Luego levantaba la boca del cañón, sonriente. Narrador: "No tengo nada en la cabeza", dijo Hemingway a un viejo amigo. "Estoy harto de vivir. "No puedo escribir. "Solo amo a Adriana. Voy a suicidarme". Lanzaba toda su desesperación y frustración contra Mary y la llamaba "puta, perra, mentirosa, estúpida". Ella le dijo a su editor que temía estar observando "la desintegración de una personalidad". Susan: Es una cosa muy trágica y creo que esa relación sí se volvió física. Ella es pequeña y él es un hombre grande, mide más de seis pies. Es, es peligroso. Andrew: Mary lo había amenazado con irse muchas veces. Eran violentos entre ellos. Él era violento con ella. Y en algún punto, el doctor cubano se llevó los rifles de la casa; se amenazaban con los rifles entre ellos. Se peleaban con uñas y dientes. Susan: Él sabe que le cuesta escribir. Debe hacer algo: la razón por la que ha vivido, por la que ha trabajado, la idea completa de ser un escritor estadounidense inmortal está en juego. Narrador: Luego, en octubre de 1950 Adriana y su madre viajaron a Cuba planeando quedarse un tiempo. Hemingway estaba dichoso. Susan: Comienza a entrenar. Habla de comenzar a entrenar como un boxeador y durante semanas pierde peso, deja de beber todo menos un poco de vino, come bastones de apio, mucha proteína, por ejemplo, pato salvaje crudo. Nada en la piscina, se pone en forma. Mary: Idealizaba tanto el amor y le daba tanta energía. ¿Recuerdan estar enamorados de adolescentes? Esa felicidad. Adriana le permitía recrear eso. Ella pasa de ser una potencial relación amorosa a ser una especie de musa. Narrador: Inspirado por Adriana, Hemingway comenzó una nueva historia. Hemingway: "El viejo estaba delgado y demacrado, "tenía profundas arrugas detrás del cuello. "Tenía en las mejillas las manchas marrones "del cáncer de piel benigno que trae el sol "con su reflejo en el mar tropical. "Las manchas bajaban por los lados de su rostro "y sus manos estaban marcadas por profundos pliegues "por haber manipulado pesados peces en las cuerdas. "Pero ninguna de estas cicatrices "era reciente. "Eran tan viejas como la erosión en un desierto sin peces. "Todo en él era viejo "salvo sus ojos y estos eran del mismo color que el mar y eran alegres y estaban invictos". Narrador: Era la versión hecha ficción de un artículo que había publicado en la revista Esquire hacía 15 años. Escribió la nueva novela en solo ocho semanas. El viejo y el mar... contaba la historia de un viejo pescador cubano que mientras está solo en un esquife pesca un enorme pez espada que lo lleva hasta mar abierto antes de que pueda lanzar el arpón y atarlo al bote. Mientras intenta regresar a tierra, los tiburones devoran la mayor parte de su presa. Por la noche, Hemingway dejaba que Mary leyera lo que había escrito ese día. "Corderito", le dijo después de leer el manuscrito, "estoy lista para perdonarte por todas las cosas desagradables que me has hecho". Mary Welsh: "Eran horas preciosas. "Solo entraban por las ventanas abiertas "los suspiros de la brisa en las palmas "o la bocina lejana de un camión sobre la carretera. "Si lanzaba un susurro involuntario de aprobación, "venía a leer por encima de mi hombro. "Me parecía de una belleza simple de líneas dibujadas. "Me recordaba las fugas de Bach y los dibujos de Picasso sin exceso de adornos". Narrador: Hemingway había planeado que el cuento fuera la coda de una novela más larga, pero ahora quería que fuera independiente. Le dijo a Scribner: "Publicarlo ahora va a eliminar esta corriente de críticas que estoy atravesando como escritor, que dicen que no puedo escribir sobre nada diferente a mí y mis experiencias". Incluso podría ser "un epílogo a toda mi escritura "y a todo lo que he aprendido o tratado de aprender escribiendo y tratando de vivir". La mayoría de los lectores estuvieron de acuerdo. El viejo y el mar fue publicado por primera vez en la revista Life el primero de septiembre de 1952 y las ventas superaron por mucho los cinco millones de ejemplares. Tras su publicación, el libro de pasta dura permaneció 26 semanas en la lista de best-sellers. Mario: Creo que la obra maestra de él fue El viejo y el mar, The Old Man and the Sea, que es una obra perfecta; breve, muy concentrada, una especie de metáfora maravillosa de la lucha del hombre con la naturaleza. Y al mismo tiempo, como una síntesis de su filosofía, la idea de que luchando uno alcanza como la justificación de su vida, de su destino, de su condición humana. Me parece, si tengo que quedarme con una obra de Hemingway entre todas las que escribió, probablemente me quedaría con El viejo y el mar. Narrador: A la mayoría de los críticos también les encantó el libro. Según el crítico Mark Schorer, El viejo y el mar fue una prueba de que, "el arte de Hemingway, cuando es arte, "es absolutamente incomparable. "Es incuestionable que es el mejor artesano de la novela estadounidense de este siglo". Edna: La prueba de un libro, para mí, es cuántas veces quieres releerlo. A mí no me agrada porque es muy normal, es la adolescencia, la escritura de un niño, lo siento. Es el escritor; él es el maldito pez quien se esfuerza por escribir. Y, de cierta forma, siento empatía porque sé lo difícil que es escribir así sea solo una buena oración. Este libro no es la flor más bella sobre su tumba. Este no. Abraham: En El viejo y el mar se ve la agonía de este viejo, se ve su valentía, su deseo de redimirse y se ve cómo casi llega con la presa, pero la presa está hecha pedazos. ¿No es así la vida? Al final, la vida es irónica. Atrapas el pez más grande que hay, reparas tu reputación, pero cuando lo llevas a la costa ha desaparecido y tú también. Mario: Yo creo que, digamos, son lecturas distintas, ¿ah? Si uno lee como joven El viejo y el mar es la aventura, ¿no?, la lucha, el heroísmo del viejo sacando fuerzas de solo su convicción. Pero yo creo que la lectura de una persona mayor es la de la vejez que resucita, que da una última batalla, ¿no? sabiendo que la va a perder. Desde un principio el viejo pescador sabe que no puede ganarle la batalla a los tiburones. Pero, la batalla la da porque de alguna manera, aunque la pierda, la batalla le da una comprensión de sí mismo mejor y le da una especie de ilusión, ¿ah? que le permite vivir. Stephen: La moraleja, cuando intenta volver y los tiburones atacan el pez y lo devoran, como dijo él: "Lo que hice mal fue haber ido demasiado lejos". Fui más lejos de lo que puedo controlar. Fui más lejos de lo que puedo compensar. Y me parece simplemente hermoso y terrible, y lleno de pathos y eso es Hemingway. Hemingway: "Ya lo había superado todo "y navegó en el esquife para llegar al puerto base "tan bien y tan inteligentemente como pudo. "Por la noche los tiburones atacaron el cadáver "como alguien recogería las migajas de una mesa. "El viejo no les prestó atención "y no le prestó atención a nada más que a su timonel. "Solo notó lo ligero y lo bien que navegaba el esquife "ahora que no llevaba ningún peso al costado. "Sentía que estaba dentro de la corriente "y veía las luces de las edificaciones "a lo largo de la costa. "Sabía dónde estaba "y no le faltaba nada para llegar a casa. "Es fácil cuando estás derrotado, pensó. Nunca supe lo fácil que era. "¿Y qué te derrotó?, pensó. "'Nada', dijo en voz alta. 'Fui demasiado lejos'". Narrador: En junio de 1951, con 79 años, la madre de Ernest, Grace Hall Hemingway, murió. Vivía en Memphis, Tennessee con una de sus hermanas. Hemingway mantenía a su madre, pero no la había visto en años. "La detesto", le explicó a un amigo, "y ella me detesta a mí". Tampoco fue a su funeral, pero sí se ablandó un poco tras su muerte. "He estado pensando en lo hermosa que era cuando joven", escribió, "antes de que todo se fuera al infierno en la familia y en lo felices que éramos de niños antes de que todo se quebrara". Los problemas familiares continuaron. En septiembre de ese año, Gregory Hemingway, de 19 años, fue arrestado en el baño de mujeres de una sala de cine de Los Ángeles, vestido de mujer. Después de su arresto, su madre Pauline, la segunda esposa de Hemingway, viajó a Los Ángeles de inmediato a pagar la fianza. Después llamó por teléfono a Hemingway, en Cuba. Se culpaban el uno al otro por lo que le había sucedido a su hijo. Hubo gritos y lágrimas. Patrick: Los dos se pelearon con uñas y dientes sobre quién tenía la culpa. Mi padre y mi madre tuvieron una conversación realmente horrible sobre eso. Narrador: Esa noche, Pauline, agonizante, fue transportada de emergencia al hospital; se le había reventado un tumor suprarrenal poco frecuente y no diagnosticado. Murió en la sala de cirugía. Patrick: Fue un completo desastre. Y desde ese momento, la relación entre Greg y mi padre fue horrible. Narrador: Hemingway le dijo a Gregory que el impacto de su arresto había causado la muerte de su madre. Gregory le respondió con ira. Gregory: "Las cuentas quedarán así, Papa: "escribió algunos cuentos buenos, "tenía una visión fresca de la realidad "y destruyó a cinco personas: Hadley, Pauline, Marty, "Patrick y probablemente a mí. "Qué crees que es más importante, "pedazo de mierda egoísta, ¿los cuentos o la gente? "Supongo que te preguntas qué ocurrió con mi respeto "filial hacia ti. "Pues se ha agotado, Ernestina querida, "!¡se ha agotado! "Se ha agotado con los cientos de miles de crueldades "que has infligido a la gente durante los últimos diez años "y con las mil borracheras arrogantes de ese periodo. "Nunca escribirás una grandiosa novela "porque eres un hombre enfermo, "estás enfermo de la cabeza "y el maldito orgullo y el temor "no te dejan admitirlo. "A pesar de las críticas, "la última es un balde "tan putrefacto de porquería sentimental, "como lo que se limpia del piso de un bar. "Nada me gustaría más que verte escribir algo hermoso "y nada me gustaría más que verte actuar "de forma inteligente, "pero hasta que lo hagas, "te daré solo lo que mereces y en puñados extragrandes "para compensar por los problemas que me has causado". Hemingway: "He descubierto con tus cartas, "si es que no lo sabía antes, "que no siempre tengo un carácter encantador. "Pero no soy un monstruo empapado en ginebra "que va por la vida "arruinando la vida de las personas. "Tu madre me escribió antes de morir "que todavía tenías visos de tu antiguo encanto "y decencia "y que no perdiéramos la esperanza "de que te recuperes de lo que sea que te pase. "Ahora mismo me serviría un buen viso "de tu antiguo encanto y decencia. "No me sirven de nada las cartas obscenas y amenazantes". Narrador: Gregory se disculparía más adelante. "No quise decir esas cosas", le escribió a su padre. Hemingway le respondió: "Ahora está todo claro, "no envuelto en cobardía como el perdón. "Borrado. Cuando quieras venir, ven". Patrick: Decir que es peligroso ser el hijo de un escritor es totalmente válido. Creo que mi hermano menor es un muy buen ejemplo de ello. Es decir, la representación más gráfica de esto es un cuadro de Goya: "Cronos devorando a su hijo". Es una muy buena representación. Hemingway: "Esa noche, "cuando cada uno se había ido a su cama, "pero aún no dormíamos escuchamos el rugido del león. "Estaba al norte del campamento "y el rugido se oía a volumen bajo "y aumentaba en intensidad y terminaba en un suspiro. "-Voy contigo- dijo Mary. "Nos acostamos muy cerca en la oscuridad "bajo la red antimosquitos, yo la rodeaba con el brazo, "y lo escuchamos rugir de nuevo. "-Es totalmente inconfundible, -dijo Mary- "me alegra que estemos juntos en la cama cuando lo escuchamos". Narrador: En verano de 1953, veinte años después de su primer viaje, Hemingway regresó a África oriental con Mary. Durante un mes fueron los únicos extranjeros que podían estar en la Reserva de Caza del Sur, 64 kilómetros al sur de Nairobi. Patrick: El gobierno de Kenia le había otorgado esa autorización. Estaban saliendo de una gran insurrección que había afectado el turismo. Querían que la pasara bien y definitivamente la estaban pasando bien. Narrador: Ahora Patrick tenía una granja en África oriental y trabajaba como guía y cazador a pesar de la rebelión armada contra el gobierno colonial de los blancos. Cazaron durante un tiempo, pero Hemingway estaba bebiendo más de lo normal, disparaba mal y una vez se cayó de su jeep. Finalmente dejó de disparar del todo, y comenzó a salir del campamento todas las mañanas con Mary, solo para ver y sacar fotos de los animales. "Le encantaba África", recordaba un compañero de safari. "Le encantaba sentarse y observarla. Tenía un conocimiento natural de lo que hacían los animales y de dónde debían estar". Susan: A Hemingway, creo, le interesaban mucho las personas y quiénes eran realmente, mucho más que en los años 30 cuando solo había ido de cacería y no prestaba atención a lo que ocurría. Marc: Cuando Hemingway regresa, la África oriental colonial está bajo ataque, y encuentra un África menos tolerante con parte del comportamiento que había tenido antes. Era incorrecto llamar "chicos" a los hombres adultos que lo atendían y también no querer conocerlos. Narrador: Ahora consideraba a sus guías y sirvientes keniatas "amigos y hermanos". Escribió: "Todos tenían deberes y todos tenían nombre". Pero cuando Mary fue a Nairobi a comprar regalos de Navidad, de alguna forma se convenció de que durante su ausencia debía unirse al pueblo Wakamba y casarse con una mujer joven. Se afeitó la cabeza, tiñó su ropa para imitar la de ellos y trató de cazar un jabalí con una lanza. A pesar de este comportamiento extraño, en África la relación entre él y Mary se estrechó como nunca. Hemingway: "Mary es un príncipe entre demonios "y con tocarla en cualquier parte, "uno puede matarla a ella y matarse uno mismo. "Siempre ha querido ser un chico y piensa como chico "sin perder nada de feminidad. "Si algún día te confundes con respecto a esto, retírate. "A ella le encanta que yo finja ser sus chicas "y a mí me encanta, "pues no soy totalmente estúpido. "A cambio, ella me hace premios "y por la noche hacemos todo tipo de cosas "que le gustan y que me gustan. "Me encantó sentir el cariño de Mary, "que me llegó como algo más bien nuevo "y distinto a toda ley tribal. "La noche del 19 de diciembre discutimos todo esto y nunca he sido más feliz". Narrador: De regalo de Navidad para su esposa, Hemingway contrató un pequeño avión que los llevó sobre el cráter de Ngorongoro, los montes de la Luna y las imponentes cascadas Murchison en Uganda. El avión sobrevolaba el cañón para que Mary pudiera sacar fotos, cuando de pronto el piloto vio una bandada de aves, las esquivó con un descenso rápido y chocó con un cable de telégrafo. El avión cayó sobre la selva. Mary perdió el conocimiento y se fracturó dos costillas. Hemingway se desgarró el tendón del hombro. Pasaron la noche lejos de la ribera del Nilo porque temían a los elefantes, escuchando aullidos de hienas, hallando fortaleza en una botella de whisky que, contra todo pronóstico, había resultado ilesa del accidente. Un avión de búsqueda divisó los restos del avión, pero no vio a los sobrevivientes. Rápidamente se difundió por todo el mundo el rumor de que el gran escritor Ernest Hemingway había muerto. Entretanto, Hemingway había hecho señas a una lancha que pasaba y cuando llegaron a tierra en la costa este del lago Albert, un agente de policía y un piloto se ofrecieron a llevarlos en avión a la capital de Uganda, Entebbe. Abordaron el avión. Cuando el destartalado avión aterrizó y avanzó sobre la pista deteriorada, el tanque de gasolina explotó. El piloto ayudó a Mary y al agente de policía a salir por las ventanas. Hemingway era demasiado grande para ello. La puerta estaba bloqueada por piezas de metal abollado. Las llamas crecían. Hemingway estaba atrapado. Lanzó su cabeza contra la puerta una y otra vez hasta abrirla a golpes. Insistió ante los periodistas que lo esperaban en Entebbe que nunca se había sentido mejor. "Todavía tengo buena suerte", dijo. Y esperaba con ansias llegar a leer todos los obituarios prematuros que ya se habían publicado en todo el mundo. Hemingway: "En todos los obituarios, o en casi todos, "se enfatizaba que yo había buscado la muerte toda la vida. "¿Cómo pueden pensar que un hombre "que busca la muerte toda la vida puede llegar a los 54 años sin encontrarla?" Susan: ¿Quién más es víctima de dos accidentes de avión en dos días, en África, y, como el mundo cree que ha muerto, lee sus propios obituarios? Nadie más. Locutor de noticias: Tras sobrevivir a dos accidentes aéreos en África, Ernest Hemingway y su piloto Roy March regresaron a Nairobi en buena forma. En el segundo accidente, Hemingway sufrió un golpe grave en la cabeza. Por su parte, la señora Hemingway resultó ilesa. Narrador: A pesar de los alardes de Hemingway, los médicos confirmaron que había escapado a la muerte. Tenía el cráneo fracturado y había tenido otra contusión cerebral grave; dificultad para articular palabras, visión doble, sordera recurrente. Tenía quemaduras de primer grado en la cabeza, en el rostro y en la mano, dos vértebras fracturadas, heridas internas, el hombro y el brazo derecho y la pierna izquierda con torceduras graves. Michael: Nunca vuelve a ser el mismo. Depresión, alucinaciones y luego una especie de alivio temporal. Logra trabajar más, viaja mucho, pero es el principio de lo que será el final. Narrador: Logró dictar un relato de quince mil palabras de lo sucedido para la revista Look y después viajó con Mary a Shimoni, un campamento en la costa de Kenia donde tenía planeado pescar con su hijo Patrick. Pero su dolor era demasiado intenso. Los médicos le advirtieron que su vida estaba en riesgo si continuaba bebiendo. Y algo más andaba mal. "Por la cosa cerebral", le escribió a un amigo, "digo cosas terribles y me oigo decirlas. No está nada bien". Hemingway era temeroso, malhumorado, impaciente, tan agresivo con Mary que ella nuevamente lo amenazó con dejarlo, tan violento con su hijo que Patrick sí partió. Patrick: El ambiente en Shimoni era horrible. Es decir, mi papá realmente... no sé, era como el rey Lear. Como, "¿qué está pasando aquí? ¿No soy yo el rey?" Yo comprendía sus problemas, pero hay que tener un mínimo de límites. Las últimas semanas en África ya no tenía ningún filtro. Y, para alguien tan poderoso y, tan, ah... Para mí fue demasiado y nunca nos volvimos a ver. [música suave] Narrador: Los Hemingway terminaron por regresar a su casa en Cuba. Fue allí donde, en la noche del 28 de octubre de 1954, Ernest recibió la llamada de un periodista de United Press International. Hemingway había ganado lo que él llamaba "la cosa sueca": el Premio Nobel de Literatura. Su salud no le permitiría asistir a la ceremonia en Estocolmo ni viajar a la embajada sueca en Washington para aceptar el premio, de forma que el embajador de Suecia fue a verlo a Cuba. En privado, Hemingway pensaba que "ningún imbécil que se haya ganado el Premio Nobel ha escrito después algo que valga la pena leer". Cuénteme, ¿irá a Suecia a recibir el premio? Lo lamento, pero no podré ir a Suecia por órdenes de mi doctor que dice que estoy muy bien tras el accidente... Narrador: Hablar en público siempre lo había aterrorizado, pero de mala gana accedió a dar una entrevista para NBC, siempre y cuando le comunicaran las preguntas con anticipación y le permitieran leer sus respuestas de carteles. ¿Tiene un título para su nueva novela? Nunca tengo el título de nada de lo que publico hasta que es hora de publicarlo, pues selecciono gran cantidad de nombres y después rechazo los que no sirven. Punto. La mayoría no sirven. Punto. ¿Puede describir brevemente el tema de su nueva novela? Eh, el libro que estoy escribiendo ahora mismo es sobre África, su gente, el parque en que los conozco, los animales, coma, y cómo cambió África desde mi anterior viaje. Punto. Narrador: Mucho después, lo convencieron de grabar su discurso de aceptación fuera de cámaras. Edna: Cuando le dieron el Premio Nobel y él no pudo ir por su enfermedad, fue muy extraño. Lo que escribió, es perfecto. Es como una oración. Hemingway: Ningún escritor que conozca a los grandes escritores que no han recibido el premio puede aceptarlo con otra cosa que humildad. Escribir, bajo la mejor luz, es una vida solitaria. Las organizaciones para escritores aplacan la soledad del escritor, pero dudo que mejoren su escritura. Su imagen pública se enaltece conforme renuncia a su soledad y con frecuencia su trabajo se deteriora... pues su trabajo lo hace solo y si es lo suficientemente bueno, debe enfrentar la eternidad, o su inexistencia, a diario. Es porque en el pasado hemos tenido tan grandiosos escritores que el escritor llega mucho más allá de lo que puede ir, hasta donde nadie lo puede ayudar. He hablado demasiado para un escritor. El escritor debe escribir lo que tiene para decir y no hablarlo. De nuevo, gracias. Narrador: Ahora le llovían solicitudes de entrevistas. Aparecía en portadas de revistas. En Hollywood se apresuraron a hacer una nueva versión de Adiós a las armas, una película sobre Fiesta y otra sobre El viejo y el mar. Los biógrafos, las estrellas de cine y los fanáticos se amontonaban para verlo. Se quejaba de que comenzaban a aparecer turistas en la finca, que clamaban por ver a quien él llamaba "el viejo elefante en el zoológico". Le dijeron una y otra vez que dejara de beber. Mary: Lo que yo sé del alcoholismo, de mi propia experiencia, es que es progresivo y que es mortal. Eso quiere decir que se hace cada vez peor y luego te mueres. Ya sea que te suicidas o te meten a la cárcel o te encierran como a un loco, y eso es todo. Esas son las tres opciones, o dejas de beber. Andrew: Al sufrir una contusión cerebral, tu mente y tu cuerpo no están tan bien equipados para tolerar los efectos del alcohol. Aumentan la desinhibición y el comportamiento problemático, eh, pero no los toleras tan bien. Narrador: Los doctores le recetaban una cantidad desconcertante de medicamentos para combatir la presión arterial alta, reducir el colesterol, calmar la ansiedad, mejorar el sueño, subir el ánimo. Sus amigos también le daban medicamentos no autorizados. Es posible que la interacción entre los medicamentos, entre ellos y con el alcohol, haya incrementado su depresión, sus delirios y su paranoia. Susan: Se automedicaba con casi cualquier cosa que encontraba. Toma testosterona sintética, una droga de venta callejera en las culturas hispanas, porque lucha contra la impotencia causada por todas las formas de abuso que ha infligido a su cuerpo. Salta de un doctor a otro. Ninguno de los doctores que visita se priva de recetarle alguna cosa. Es terrible. Se dice que en el mundo la gente que recibe la peor atención médica es o la más pobre o la más famosa porque la gente famosa puede obtener lo que le pida al doctor y el doctor no va a decir "no" ni lo va a reprender, así que su situación no es fácil. Mary: No creo que el doctor haya dicho: "Usted parece ser maniático" o "Usted realmente se está volviendo loco. Le recetaré esto para ayudarlo". Nadie dice nada. El tabú es tan enorme que ni siquiera entre marido y mujer hablan de eso. El estigma que lo rodea es tan grande que nadie lo ayuda a él. Narrador: Entretanto, los revolucionarios liderados por Fidel Castro libraban una guerra contra el dictador cubano Fulgencio Batista. Una patrulla del gobierno entró a la propiedad de Hemingway buscando rebeldes y apaleó a uno de los perros de la familia hasta matarlo. Todo ese tiempo Hemingway siguió escribiendo, pero ahora parecía incapaz de terminar cualquier cosa: una novela sobre un bote que zarpa desde Bimini que se convertiría en Islas a la deriva después de su muerte; 800 páginas de un libro inspirado por su segundo safari africano de las cuales algunas serían publicadas como Al romper el alba; y 42 capítulos de El jardín del Edén, una novela que él mismo consideró demasiado aventurera en términos sexuales para publicarla en vida. Michael: El hecho de que Hemingway de nuevo, como artista, haga cosas innovadoras, experimente, haga cosas que para algunos sería sorprendente saber de Ernest Hemingway; el fetiche sobre el pelo, el "tú serás yo y yo seré tú", la inversión de roles. Y no se oculta demasiado en ello. Me parece que no es poca cosa para un hombre que ha tratado de mantener una imagen determinada la mayor parte de su vida. Quizá no intentaba mantener esa imagen. Estamos de vuelta en ese enigma. ¿Dónde estamos y qué está pasando y dónde estás, Ernest? ¿Dónde estás con todo esto? ¿Qué está pasando? Hemingway: "Me senté en una esquina, "donde la luz de la tarde pasaba sobre mi hombro "y escribí en el cuaderno. "El camarero me trajo un café crème "y me tomé la mitad cuando se enfrió "y lo dejé en la mesa mientras escribía. "Cuando dejé de escribir no quería partir del río "donde veía las truchas en la laguna, "con la superficie que presionaba y se inflaba "contra la resistencia de las pilas de troncos "del puente. "Pero el río estaría allí por la mañana. "Ahora solo debía mantener la cabeza sana y bien "hasta la mañana al comenzar a trabajar nuevamente. En esa época nunca pensamos que nada de eso sería difícil". Narrador: A principios de 1957 retomó otro proyecto: una serie de bocetos de amor por París en los años 20, cuando era joven y todo parecía posible. En ellos también ajustaba cuentas con viejos amigos -cuentas que al parecer no requerían ajustes-: atacaba a Gertrude Stein y ridiculizaba a Scott Fitzgerald. Los dos lo habían ayudado y los dos llevaban muertos un buen tiempo. Hemingway era el héroe de su libro, su primera esposa Hadley, la intachable heroína, su segunda esposa Pauline Pfeiffer, la mujer que se interpuso entre ellos. Hemingway jamás terminaría el manuscrito, pero Mary haría una revisión que sería publicada después de su muerte. Para muchos lectores, París era una fiesta, una combinación entre lo que había ocurrido realmente y lo que Hemingway deseaba que hubiera pasado, sería su obra maestra final. Hemingway: "Paris era una ciudad muy antigua "y éramos jóvenes y nada era simple allí, "ni la pobreza ni el dinero repentino "ni la luz de la luna ni el bien y el mal "ni la respiración de alguien que yacía junto a ti bajo la luz de la luna". Narrador: En primavera de 1959 los Hemingway viajaron de vuelta a su adorada España y se instalaron en la opulenta hacienda de un estadounidense adinerado en la Costa del Sol. Narrador: Los dos mejores toreros de España se iban a enfrentar en las plazas de toros de todo el país. Narrador: Hemingway esperaba obtener material para hacer una versión revisada de Muerte en la tarde, pero cuando los editores de Life se enteraron de su viaje, le pidieron que escribiera una obra independiente. Valencia, Granada, Bilbao, Linares, Córdoba: las corridas se seguían unas a otras con Hemingway y una procesión de amigos bebedores y nuevos conocidos detrás. Adondequiera que iba, el autor de Fiesta recibía casi el trato de un santo patrono. Pero esta temporada frenética lo agotaba. Cuando terminaron las corridas, contaba un amigo, parecía "un anciano, cansado del mundo, con los ojos entrecerrados". Cuando finalmente regresó a Cuba y trató de escribir sobre sus vivencias, su vieja disciplina parecía haberlo abandonado. Life le había pedido 40.000 palabras. Produjo 120.000 y luego tuvo que pedirle a un amigo que lo cortara. Ernest Hemingway, quien había sido otrora su propio editor implacable, al parecer ya no podía separar lo que importaba de su escritura de lo que no. Voz en el televisor: La Habana. Con carteles del 26 de julio en mano, alegres simpatizantes de Fidel Castro marchan triunfantes por la capital cubana horas después de que su rebelión ha derrocado el régimen de Fulgencio Batista. Narrador: Hemingway apoyaba la revolución de Castro; ésta le recordaba la causa de los leales que había apoyado en España. Sin embargo, antes de partir hacia España, él y Mary habían comprado una casa en Ketchum, Idaho, donde Ernest había ido durante años a cazar y a pescar. Era un plan B, en caso de que se hiciera difícil regresar a Cuba. Hemingway: "Soy un buen estadounidense "y he tomado las armas por mi país "tanto como cualquier otro, "sin recibir pago y sin ambiciones propias. "Pero creo totalmente en la necesidad histórica "de la Revolución Cubana. "No me inmiscuyo en la política cubana. "Mantengo la boca cerrada al respecto "y no he concedido entrevistas "a ningún periódico estadounidense. "No hay nada que yo pueda decir que no vayan a malinterpretar o a tergiversar". Narrador: Una noche de enero de 1960, los Hemingway cenaron con amigos en Ketchum. Desde la mesa del comedor, Hemingway vio que las luces del banco del centro estaban encendidas. Esto lo perturbó. "Están mirando nuestras cuentas", dijo. Trataron de convencerlo de que solo eran las señoras del aseo. "No", dijo. "Intentan atraparnos. Quieren acusarnos de algo". "¿Quiénes? ", preguntó Mary. "El FBI", respondió. Mary nunca lo había visto tan atemorizado. Mary: Desarrolla una depresión tan extrema... No creo que sea habitual que la mayoría de la gente pase por eso en la vida. Y su padre también la había tenido. Creo que es una especie de, eh, depresión psicótica. Narrador: De nuevo comenzó a hablar de matarse, pero se negó a ir a un hospital psiquiátrico. Mary: No deseaba que se supiera que no quería ir a ningún centro psiquiátrico, que habría sido un mejor lugar. Fue a la clínica Mayo. Se decía que estaba allí para recibir tratamiento por su alta presión arterial. Quizá incluso era lo que él creía, ¿no? Incluso, Mary lo pudo haber creído. Pero recibía tratamiento para su enfermedad mental y nadie lo admitía. Narrador: Se registró bajo un nombre ficticio porque, decía, no quería que el mundo pensara que "estaba perdiendo la cabeza". Pero pronto después pidió que colgaran en la puerta un cartel que decía: "Exescritor... No molestar". Andrew: Tiene que distraer la atención que el paciente sea famoso. Creo que es por eso que se nublaron los límites, que le permitían tomar vino en el hospital en Mayo, que, que podía ir a las casas de los doctores a cenar o ir de cacería con los doctores, cosas que estarían... completamente prohibidas hoy en día, y serían una grave violación de los límites. Narrador: Los doctores de Hemingway lo sometían una y otra vez al tratamiento estándar para la depresión grave: terapia por electrochoque: TEC. Andrew: Se entiende el impulso de tratarlo con terapia por electrochoque, que es una buena terapia si solo se tiene una intensa depresión con tintes psicóticos. Por supuesto que tenía depresión, por supuesto que tenía psicosis, pero eran solo manifestaciones de una enfermedad mayor. Narrador: Hemingway también había sobrevivido a varias contusiones graves, que quizá hayan causado daño permanente en su cerebro, alterado su personalidad y viciado su razonamiento. Su mente ya estaba enlodada tras décadas de exceso de bebida y por un revoltijo de medicamentos para contrarrestar los daños que había causado el alcohol en su cuerpo y en su mente. Había tenido pensamientos suicidas desde antes de cumplir 20 años, mucho antes de que su padre se quitara la vida. Sin embargo, Hemingway logró juntar lo suficiente de su viejo encanto como para convencer a sus doctores de que tras solo seis semanas en el hospital, su paranoia y sus delirios habían cedido; que su depresión había terminado. En enero de 1961 le dieron de alta del hospital y regresó a Ketchum. Iba a su escritorio todos los días y ordenaba y reordenaba los capítulos que se convertirían en París era una fiesta. Por la tarde salía a dar largas caminatas y saludaba con la mano a los niños que volvían a casa de la escuela. Sin embargo, el cielo no tardó en volverse a nublar. Un efecto secundario común de los electrochoques es la pérdida de la memoria de corto plazo. Los médicos le habían asegurado que era algo temporal. Él no les creyó. Él había nacido para escribir y esperaba poder volver a hacerlo algún pero ya no creía que eso fuera posible. Hemingway: "Cuando finalmente dejó de escribir ese día, "ya había caído la tarde. "Había comenzado una oración "tan pronto había entrado en su sala de trabajo "y la había terminado, "pero no podía escribir nada después. "La tachó y comenzó otra oración y de nuevo llegó al vacío total. "Le era imposible poner la siguiente oración "sobre el papel. "Dos horas más tarde nada había cambiado. "No podía escribir más que una única oración "y las oraciones mismas eran cada vez más simples "y absolutamente insípidas. "Siguió intentando durante cuatro horas "antes de comprender que la determinación no podría contra lo ocurrido. Mary: Estaba tan devastado que le hacía falta esa, esa fuerza, la fuerza psíquica que describe en las corridas, el viaje de conocimiento del toro, que inicialmente va tras la capa, y después, al final de la corrida ha perdido tanta sangre que no puede levantar la cabeza para embestir. Se estaba viendo a él como esa figura trágica. Se debió haber sentido muy arrinconado. Narrador: A finales de febrero, le pidieron que escribiera una o dos líneas en homenaje al nuevo presidente John F. Kennedy. Tardó una semana en producir cuatro líneas. Cuando el doctor llegó a tomarle la presión arterial, encontró a Hemingway llorando de frustración. En marzo, llamó a su primera esposa Hadley. No se habían visto en 22 años. No dijo nada perturbador, contó ella. Le preguntó si se acordaba del nombre de una persona que habían conocido en París, y ella no logró recordarlo, pero su voz sonaba tan triste, tan extenuada que cuando colgaron a ella se le salieron las lágrimas. En abril de 1961, la CIA organizó la invasión de Cuba por Bahía Cochinos con la intención de derrocar el gobierno revolucionario de Fidel Castro. Fracasó, y acabó con toda posibilidad de que se entablara una relación normal entre Estados Unidos y Cuba. Michael: Bahía Cochinos fue el tiro de gracia, ¿no? Ya no queda ninguna ilusión, si es que había alguna al principio, de que tal vez todo esto termine y pueda regresar. Ya no existe. Ya no existe. John F Kennedy: Está claro que las fuerzas del comunismo no se deben subestimar en Cuba. Susan: Había perdido su hogar, había perdido todo lo que tenía en ese hogar... ...perdió su casa, perdió todo en esa casa, perdió sus libros, perdió sus obras de arte, perdió sus mascotas, perdió su comunidad, perdió su bote Pilar, perdió el estilo de vida que le permitía irse de pesca, perdió todo lo que tenía. No había nada que hacer. Y que quedó arruinado en esta pequeña casa cuadrada en Idaho. Narrador: El 21 de abril, Mary encontró a Ernest en el vestíbulo con una escopeta. Había dos cartuchos a su alcance sobre el alféizar. Ella logró calmarlo tras decirle lo importante que era para ella y para sus hijos, lo valiente que había sido en la guerra, cuánto ansiaban volver a África los dos. Insistió en que regresara a la clínica Mayo. Cuando el avión privado que Mary había contratado para llevarlo hasta allá se detuvo para reabastecerse en Rapid City, él trató de lanzarse contra una hélice en marcha. Esta vez le dieron una habitación en el ala de seguridad. Fue sometido a una segunda ronda de tratamiento por electrochoque. Su memoria se deterioró aún más. Hombre: Una de las conversaciones que tuve con Ernest fue cuando alquilé un Chevy y me dieron permiso para sacarlo del hospital. Fuimos a un lugar que era como una zona pequeña de un parque. Se bajó del auto para no preocuparse de que lo escucharan. Yo trataba de mantenerme positivo y dije: "Mira, tan pronto termines aquí, podemos ir a pescar por allá". Y se me vino encima. Y me dijo: "Parece que no entiendes". Me dijo: "¿Qué razón tengo yo para quedarme aquí?". Narrador: A finales de junio, Mary recibió una llamada de la clínica Mayo. El doctor le dijo que tenía buenas noticias. Ernest estaba listo para volver a casa. Cuando llegó, su esposo ya estaba vestido para salir, contaba, "sonriente como un gato de Cheshire". Mary no estaba convencida, pero no opuso resistencia. Un viejo amigo los llevó de vuelta a Ketchum. La paranoia de Hemingway no tardó en manifestarse nuevamente. La noche del sábado primero de julio, los Hemingway fueron a la ciudad a cenar con un amigo. Ernest estaba seguro de que los dos extraños de la barra eran oficiales federales. Mary no logró convencerlo de lo contrario. Pero cuando se fue a su habitación esa noche y le dijo: "Buenas noches, mi gatita", "su voz sonaba cálida y amistosa", contaba. Mary había dejado las llaves del gabinete del sótano donde estaban sus armas, a la vista en la cocina, donde siempre habían estado. Pensó en esconderlas, recordó después, pero "decidió que nadie tenía derecho a negarle a nadie sus pertenencias". A eso de las siete de la mañana siguiente, el domingo 2 de julio de 1961, a Mary la despertó un fuerte bang. Hemingway, aún en bata y pantuflas, se había escabullido hasta el sótano, había sacado una escopeta y dos cartuchos y había regresado al vestíbulo. Allí, se había inclinado, se había puesto los dos cañones contra la frente y había apretado el gatillo. Tenía 61 años. Hombre en TV: Buenas noches. El novelista Ernest Hemingway está muerto. Los reportes de su casa en Ketchum, Idaho, son vagos y poco claros, pero sabemos que se suicidó, según el sheriff, accidentalmente, con una escopeta calibre 12. Apenas la semana pasada, Hemingway fue dado de alta de la clínica Mayo de Rochester, Minnesota, donde estaba recibiendo tratamiento para la presión arterial alta. Esta mañana, el novelista ganador del Premio Nobel estaba solo en su habitación preparándose para ir de cacería cuando ocurrió el fatal accidente. Fue un hombre de letras que probablemente influyó más en el estilo de escribir novelas que cualquier otro escritor del siglo XX. En parte por la forma en que escribía; su estilo terso y a menudo plano y socarrón y tan masculino que casi dolía. Era menos individuo que personaje, menos persona que institución. Adoraba la virilidad y una pequeña religión se desarrolló en torno a él. Creo que el lugar de Hemingway en la literatura no lo podemos establecer hoy; no sabemos cuáles de sus libros sobrevivirán, sospechamos que Adiós a las armas, el más emotivo y conmovedor de todos, sobrevivirá, pensamos que algunos de sus cuentos cortos vivirán, en particular Las nieves del Kilimanjaro, y, La breve vida feliz de Francis Macomber. A pesar de todo, fue un escritor intensamente estadounidense. Su propia contribución fue muy extensa y no solo a las letras estadounidenses, sino también a la emoción y al color de las últimas cuatro décadas. Edwin Newman, buenas noches. John MaCain: Lo lamenté y me dolió. Pero, es así, creo que hay momentos en que no estoy de acuerdo, pero uno comprende por qué decidió poner fin a su vida cuando ya su talento lo había dejado. A veces hablamos de la gente y los idealizamos y les atribuimos todas las virtudes y ningún vicio. Él tenía muchos vicios, él tenía muchos vicios; era un ser humano. Y eso, amigo mío, borra muchísimas otras cosas que pueden considerarse fallas. Michael: Sigue apelando a nosotros porque su escritura era esencialmente humana con todo lo que somos: oscuridad, luz, pasión, maldad, fealdad, belleza, bondad, crueldad. Yo, yo, él escribía sobre el comportamiento humano y sobre seres humanos. Y creo que logró hacerlo porque amaba intensamente el mundo: "Será lamentable tener que irme del mundo", dijo. Edna: Tiene inmortalidad. Y la merece. No muchos escritores lo logran. Y él lo merece. Hemingway: "Y luego, en lugar de ir hacia Arusha "giraron a la izquierda. "De forma evidente notó que la gasolina bastaba "y miró hacia abajo "y vio una nube tamizada rosada que se movía sobre el suelo "y en el aire, como las primeras nieves de una tormenta, "que salen de la nada, "y supo que venían langostas del sur. "Luego comenzaron a subir y parecían dirigirse "hacia el este "y después se hizo oscuro y estaban en una tormenta, "la lluvia tan espesa que casi volaban bajo una catarata. "Y después salieron "y Compie giró la cabeza y sonrió y señaló. "Y allí, delante, lo único que veía, "tan ancho como el mundo entero, grandioso, "alto e increíblemente blanco bajo el sol, "era la cima cuadrada del Kilimanjaro. Y luego, supo que era hacia allá que iba". Ernest Hemingway. ♪ Profundice más en esta producción. Visite PBS.org/Hemingway y la aplicación de videos de PBS. Únase a la conversación con la etiqueta #HemingwayPBS. Para adquirir "Hemingway" en DVD o BluRay, o el libro "The Hemingway Stories", visite shopPBS o llame al 1-800-PLAY-PBS. El CD también está disponible. "Hemingway" también está disponible con el PBS Passport y en Amazon Prime Video. ¿Problemas emocionales o pensamientos suicidas? Comuníquese con los números que aparecen en pantalla. ♪ Hemingway recibió financiación considerable de la Better Angels Society y de sus miembros, el fideicomiso Elizabeth Ruth Wallace, John y Leslie McGowan, John y Catherine Debs, el fondo caritativo de la familia Fullerton, la fundación de la familia Kissick, Gail Elden, Gilchrist y Amy Berg, Robert y Beverly Grappone y Mauree Jane y Mark Perry. Se recibió financiación adicional de la fundación Annenberg, de las fundaciones Arthur Vining Davis, de la Corporación para la Difusión Pública y de contribuciones a este canal de PBS de espectadores como usted. Gracias.